La autopsia realizada al cuerpo de un infante calcinado encontrado el pasado 18 de noviembre en un basurero en Catia, reveló que el menor, de aproximadamente 7 años de edad, había sido amordazado y metido en una bolsa, antes de ser rociado en combustible y prendido en fuego.

El cadáver, que todavía no ha sido reclamado por familiares en el Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses de Bello Monte, habría aspirado grandes cantidades de humo ante de fallecer producto de las quemaduras.

“Tenía presencia de humo en mucosas y en las vías respiratorias, causada por aspiración nasal. Hubo inflamación del tejido graso. Como el cuerpo humano está compuesto de 80% de agua, se aumenta el volumen del tejido por exposición al fuego y la inflamación rápida de los tejidos quemados obstruye el flujo de aire a los pulmones”, reveló el patólogo a cargo de la autopsia.

Un funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, indicó que el hallazgo del cadáver del niño en el contenedor de basura “es un crimen con características de los habido en estados o zonas fronterizas cuya criminalidad se desborda” en el modo de ejecución y sadismo y que por el momento, no se descarta que se trate de una venganza contra la madre o miembros de una familia.

El cofundador del Centro Comunitario de Aprendizaje por los Derechos de la Niñez y Adolescencia, Fernando Pereida, aseveró en referencia a este caso que los crímenes atroces contra niños, niñas y adolescentes se han incrementado los últimos cinco años.

Asimismo, explicó que la figura del niño dejó de ser respetada en el código de la acción criminal, según lo reseñado por el diario El Nacional.

“Esa regla de oro en la que el niño se dejaba a un lado de la rencilla entre delincuentes o miembros de banda. Podía ser un sobrino, ahijado, primo, no se tocaba. Ahora, los niños son la forma, el objeto de obtener venganza más fácil y más dolorosa de enfrentar al contrincante. Esto muestra el quiebre del contrato social que por años nos permitió ciertos parámetros de convivencia”, detalló.

Las características de los crímenes más recientes contra infantes menores de 12 años, a juicio del también defensor de los derechos humanos contra niños, niñas y adolescentes, “reflejan la máxima expresión de la crueldad y mayores índices de violencia, en prácticas de cercenar, quemar o matar a golpes a un niño”.

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