Una noche de terror vivieron el martes los vecinos de Candelaria cuando la Guardia Nacional Bolivariana irrumpió en las calles para reprimir a los manifestantes que colocaron varias barricadas animados por un fuerte cacerolazo.

Horas antes, los consejos comunales entregaron en varios edificios las cajas de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. “Primero nos dieron CLAP y después las bombas lacrimógenas”, expresó molesta una vecina.

Los residentes de Parque Caracas, la Cruz Roja, esquinas de Mirador y Esmeralda y la avenida Panteón presenciaron cómo los guardias disparaban lacrimógenas y perdigones a manifestantes y apartamentos, además de patear puertas de negocios y edificios.

“Una bomba entró por la ventana y pulverizó el cristal. El gas se regó por el pasillo ahogándonos. Gracias a Dios, la gente de los pisos altos nos abrió sus puertas mientras el gas se dispersaba”, contó un residente.

Los vecinos lanzaban botellas a los guardias. “Asesinos, no se lo lleven”, gritó una señora en Parque Caracas cuando arrestaban a un muchacho a empellones. Una tanqueta derribó el portón de entrada de las residencias Romar y el ataque fue respondido con bombas molotov.

Cuando parecía que las cosas se calmaron, se prendieron de nuevo las alarmas, pues funcionarios del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro pretendían entrar en los edificios buscando bombas molotov.

A tempranas horas de ayer, personal de aseo de la Alcaldía Libertador y militantes oficialistas barrían las calles y recogían escombros y vidrios para no dejar huella de la batalla de la noche anterior. “Habrá que protestar todos los días, solo así limpian”, dijo una vecina.

EL NACIONAL

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