La caseta de venta de boletos cerrada y la puerta de acceso de la tercera edad abierta de par en par se convirtieron casi en hábito en los últimos tres meses para los usuarios del acceso este de la estación de Los Cortijos del Metro de Caracas. En las últimas semanas, la acción se formalizó con la clausura total de ese lado de la estación como parte de la medida de ahorro energético decretada por el presidente Nicolás Maduro, según informó uno de los trabajadores.

Sin embargo, la asociación civil Familia Metro cree que aprovechan el decreto como una forma de ocultar la falta de personal. “En noviembre hubo 2.226 renuncias por los bajos sueldos. Los jefes terminaron por poner un letrero en la puerta que decía que no se aceptaban más renuncias”, indica Ricardo Sansone, miembro de la asociación. En promedio, el sueldo básico de un operador es de 18.000 bolívares. “Hay rezago en el pago de los emolumentos, los bonos nocturnos, los domingos y feriados trabajados”.

De ser un modelo tecnológico para la región en los años que siguieron a 1983, cuando fue inaugurado, el Metro de Caracas pasó a ser un compilado de carencias. A lo largo de las 22 estaciones de la Línea 1 los usuarios luchan por un pequeño espacio en algún vagón, mientras se limpian el sudor por la falta de aires acondicionados.

“Llegué hace 7 años a Caracas y para mí el Metro era alucinante. Era muy limpio. Si intentabas entrar comiendo algo, no te dejaban pasar o te llamaban la atención. Ahora está mucho más sucio y dentro de los propios vagones venden chucherías. En poco tiempo se deterioró mucho”, dijo el jueves la usuaria Helena Contreras.

De Petare a Palo Verde 

Entre el 4 y el 13 de mayo se contabilizaron 11 escaleras dañadas en los andenes de la Línea 1. Abundan las alfombras levantadas, las cerámicas decorativas caídas y las áreas sucias porque el personal de limpieza no ha podido atenderlas. El mantenimiento nocturno se eliminó por los altos costos, asegura Sansone.

En la estación Petare, la caseta ubicada cerca de las salidas que dan a la avenida Francisco de Miranda estaba apagada y sin prestar servicio comercial, al igual que en Los Cortijos. En La California una usuaria aseguró que en las mañanas los operadores turnan el módulo de venta que abrirán, por lo que siempre hay uno fuera de servicio.

A pesar de que durante el día Miranda es una de las estaciones más iluminadas por la luz natural que recibe, en las noches la falta de bombillos, sobre todo en el área central, la deja a oscuras. Chacao, Chacaíto, Sabana Grande, Plaza Venezuela y Bellas Artes tienen al menos una escalera en el andén que no sirve.

El acceso a la plaza de Parque Carabobo está cerrado desde hace meses y esa caseta suele estar sin gente. El funcionamiento de la escalera mecánica que sube a la esquina Monroe es intermitente, la escalera estructural es empinada y larga. En Capitolio también hay una salida bloqueada, la de la esquina Pedrera / La Gorda; y en Pérez Bonalde hay una escalera mecánica dañada por falta de peldaños y un módulo vacío en la salida Bulevar / Quinta Avenida.

“Las escaleras de la Línea 1 son las más viejas del sistema. La división de Electromecánica está escasa de gente y repuestos. Antes el mantenimiento lo contrataba directamente la Schindler, pero el contrato lo absorbió Metro y ahora no tienen cómo cumplir”, refiere Sansone.

Aunque tiene menos tiempo de construida, algunos de los problemas de la Línea 1 se repiten en la 2. El uso de los viejos vagones en esas vías causa incomodidades a los usuarios: no tienen aire acondicionado y tienen menos capacidad para la cantidad de gente que los usa.

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