Uno de sus hijos la encontró muerta en un terreno detrás de la casa. La Policía científica no descarta represalias de unos azotes de barrio a quienes la víctima denunció hace cuatro meses
El misterio impera en medio de la circunstancias que rodean el homicidio de Estela Marina Larreal Parra (75), a quien asesinaron el pasado domingo, en su casa, ubicada en el lote A del conjunto residencial Okinawa, parroquia Marcial Hernández del municipio San Francisco.
Mientras lavaba su ropa, unos desconocidos entraron, la sacaron a la fuerza de su vivienda y la llevaron a una zona enmontada, a unos 17 metros del lindero de la residencia. La golpearon en la cabeza con un palo hasta matarla.
Larreal era empleada jubilada de Petróleos de Venezuela (PDVSA), donde fungió como secretaria de todos los gremios administrativos durante 30 años.
Vivía con un hijo, Marcial González, quien la vio por última vez el pasado 30 de diciembre en la noche. Al despertarse en la mañana del día siguiente, notó la ausencia de su madre y la buscó desesperadamente por toda la casa. Les pidió a los vigilantes de las residencias que lo ayudaran a buscarla, pero no la hallaban.
Unas horas después, a las 10.00 de la mañana, encontraron su cadáver ensangrentado detrás de la casa 6-32. La Policía científica investiga el móvil del crimen como una venganza. Aducen el homicidio a una denuncia que interpuso Larreal hace cuatro meses contra unos delincuentes, a quienes catalogó como azotes de barrio. Estos fueron detenidos por Polisur y puestos a la orden del Ministerio Público. No descartan represalias.
La exsecretaria de la estatal petrolera, quien se desempeñaba en el municipio Lagunillas, no tenía conflictos de ningún tipo con sus vecinos u otros trabajadores del gremio, según afirmó un familiar.
“No sabemos quién pudo hacerle esto a mi hermana. Su hijo la buscaba. Sabía que algo no estaba bien”, comentó su hermano, Marvin Larreal.
“Aún no sabemos nada de por qué la mataron. Presumo que le tenían envidia”, reclamó uno de sus hijos Oscar González.