Si decidimos trabajar en centros que realicen atención y servicio al cliente somos conscientes que nos encontraremos en cualquier momento con personas amables y también con algunas groseras.
Sabemos que cada persona tiene un carácter distinto, y que si decidimos trabajar en centros que realicen atención y servicio al cliente somos conscientes que nos encontraremos en cualquier momento con personas amables y también con algunas groseras. Sin embargo, no se debe pasar esa línea de respeto ni tampoco avalar la frase “el cliente tiene la razón” cuando insultan a un trabajador. Y esto lo tiene muy claro el jefede un centro de venta de electrodomésticos quien defendió a su trabajadora.
Una universitaria trabajaba de cajera por las tardes en una tienda de electrodomésticospara obtener un dinero extra y poder financiar sus estudios; sin embargo, en las épocas navideñas las compras aumentan y el trabajo incrementa de forma considerable.
Por esas fechas, una mujer que a simple vista se veía como alguien de un buen nivel socioeconómico llegó de manera despreciativa a pedir que se le escaneen varios cupones, la fila era larga, pero la joven trató amablemente a la señora; sin embargo, uno de sus vales estaba vencido y no podría realizar su compra.
Entonces la cajera hizo una señal al jefe que se encontraba cerca de ella, en eso la mujer elegante se agachó para susurrarle a su pequeña hija en una actitud totalmente distinta a la que había tenido con la cajera: ¨ ¡Ves mi amor, por eso mami insiste tanto en tus estudios para que no termines como una vil cajera!¨.
Con una profunda indignación, la cajera pidió a la mujer que repitiera lo que acababa de decir y con una sonrisa irónica lo repitió sin pena alguna, la cajera llena de impotencia respondió sin exaltarse que sólo era su trabajo de medio turno pero que ella asistía a la universidad. El jefe quien estaba a espaldas de la cajera, logró escucharlas y entonces preguntó que si que sucedía.
Sin pensarlo dos veces comenzó a desempacar los artículos que la cajera ya había cobrado y la mujer muy exaltada comenzó a gritarle que sí que carajos estaba haciendo, a lo que amablemente el jefe le respondió: ¨En mi negocio no permito que se ridiculice o humille a mi personal y le pediré de favor que se retire de mi negocio y no vuelva por acá al menos de que su actitud haya cambiado¨.
Sin duda alguna, este es un acto digno de aplaudir porque no le importó perder una venta sino que valió muchísimas veces más la dignidad de su trabajadora.