José Méndez intentó cuatro vez comprar gasolina en San Cristóbal. Se salió de las filas porque se agotó el carburante. En la última cola, cerca del sector La Concordia, además de 4 horas de espera, recorrió 20 cuadras
Mientras en San Cristóbal los conductores invierten de 2 a 4 horas de su tiempo y varios intentos por comprar gasolinas en las estaciones de servicios que están operativas, en los municipios del norte del estado Táchira gastan hasta un día en fila mientras esperan adquirir el carburante para sus carros. Incluso hay quienes además de pernoctar, deben esperar a tener suerte a que el día de la cola llegue gasolina.
“No solo está afectada la capital del Táchira, sino los municipios Lobatera, Michelena, Ayacucho y las estaciones de servicios que hay en La Fría y Panamericano. La gente pasa incluso 24 horas para poder surtir combustible”, señaló Fernando Andrade, alcalde de Michelena.
Contó que ante el corte del suministro de gasolina a granel para carros oficiales, los choferes de ambulancias, camiones compactadores y cisternas de agua deben recorrer 35 kilómetros hasta San Cristóbal o Guásimos para poder comprar gasolina. Debido a esta situación han solicitado a los gerentes de las estaciones de servicios en estas localidades que les permitan abastecer sin tener que hacer largas filas para no retrasar la recolección de basura o los envíos de agua.
Andrade señaló que aunque los administradores de gasolineras no han revelado en cuánto han bajado los despachos del carburante, confesaron que la frecuencia de despachos a las estaciones de servicio ha disminuido en 35%.
“Si tenemos una frontera totalmente cerrada y un control rígido con el chip, no nos explicamos qué está sucediendo”, señaló Andrade.
Los intentos
José Méndez intentó cuatro vez comprar gasolina en San Cristóbal. Se salió de las filas porque se agotó el carburante. En la última cola, cerca del sector La Concordia, además de 4 horas de espera, recorrió 20 cuadras.
“Siempre es lo mismo. Se arregla por dos semanas y volvemos a las infinitas colas”, dijo.
Marisela, otra conductora, tiene un Volkswagen escarabajo. Quedó en la fila justo detrás del carro al que le colocaron el cono naranja en el techo como señal de ser el último por surtir.
“No sé ni cómo sigo en cola porque no tengo gasolina. No me importa si estoy detrás del último. Me echan porque sí”, señaló.