Cuando Freud hablaba del desarrollo afectivo y la identidad sexual de niños y niñas describió, en lenguaje metafórico, las etapas que unos y otras deben transitar y que tienen diferencias.

Decía que al principio ambos, por igual, aman y necesitan de mamá y ésta representa para ellos al mundo entero, un mundo que perciben tan acogedor u hostil como sea su madre. Más tarde, descubren a papá, que representará el mundo exterior, un mundo no doméstico, masculino, difícil de doblegar y conquistar, que establece límites y exige.

A los ojos del hijo, papá y mamá fungen como los “botones de muestra” sobre los cuales el pequeño establece, subjetivamente, las diferencias que existen entre hombres y mujeres y a temprana edad “sabe” o se orienta hacia aceptar o rechazar, respetar o despreciar, conducirse con amor y confianza o con desdén y desconfianza, a cada uno de los sexos representados por sus padres.

En lenguaje popular diríamos que la primera impresión es la que vale, cada quién habla de la feria como le va en ella, Pedro la hace y Juan la paga y al final nadie sabe para quién trabaja. Esta parte del desarrollo es igual para niños y niñas, pero todavía falta.

Una vez que el bebé descubre a papá, la díada se convierte en tríada y, según Freud, comienza una labor de conquista mutua en la que niño y niña tienen comportamientos diferentes; si bien ambos luchan para que papá no les robe a mamá, al mismo tiempo quieren ser amados por él y parecerse a él, pero a causa del Complejo de Edipo, el varón compite con su padre y quiere superarlo, mientras que la mujercita se siente en desventaja e intenta seducirlo.

La buena solución, seguimos con Freud, consistirá en que el niño se identifique con papá y pueda decir “nosotros somos hombres”, y la niña renuncie a la competencia, se identifique con mamá y pueda decir “nosotras somos mujeres”.

La falta de solución es imposible describirla aquí por lo múltiple y variada que resulta. Lo anterior tendrá mucho que ver con la futura identidad sexual y el futuro comportamiento en pareja de los pequeños ya crecidos. Esto a muy grandes rasgos. Por cierto que mucha gente interpretó estas ideas de Freud como provenientes de una cultura machista, en lugar de entenderlas como la metáfora de una serie de procesos.

Bert Hellinger, el creador de Constelaciones Familiares, da un paso más y plantea la identidad sexual y la relación de pareja como asuntos transgeneracionales; es decir, que conciernen a varias generaciones y no sólo a las experiencias individuales, infantiles o no, de él y ella.

Hellinger ensancha el campo donde pueden encontrarse las causas por las que un hombre o una mujer no pueden tomarse a sí mismos como lo que son, hombre o mujer, o tampoco desempeñarse como pareja y después como padres. Considera que estas dificultades son el resultado de las historias de las familias que dieron origen a determinado hombre y determinada mujer.

Dichas historias, dice, traen arrastrando consigo asuntos pendientes de solución que vez por vez se plantean a cada nueva pareja, a ver si ésta logra por fin desenredar los enredos y dar a cada miembro de la familia un lugar respetado y honorable: al hombre como hombre, a la mujer como mujer, a los padres como padres, a los hijos como hijos, etc.

Hellinger asegura que, aunque está extendida la idea de considerar un divorcio o una separación como un fracaso atribuible a que él o ella hicieron algo indebido, en realidad esto y la duración o no de las parejas, así como su felicidad, ya viene previsto o preparado por los hechos ocurridos en generaciones anteriores. Un ejemplo sería que la nieta se divorcie a la misma edad en que enviudó la abuela, o parejas que siguen casadas y viven juntas dejen de ser pareja y se vuelvan “enemigos” entre sí, a los mismos años de casados en que hubo una traición entre los bisabuelos.

En las Constelaciones Familiares puede observarse lo anterior, pero cabe señalar que éstas no pretenden corregir o modificar los destinos -aunque suelen darse cambios sorprendentes-, sino reconciliar a la persona con su origen, familia, historia y destino para que viva libre, a partir del punto en que se encuentra y precisamente con lo que ha recibido.

DOLORES HERNÁNDEZ G
AM.COM.MEX

Comentarios de Facebook

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here