Es curioso el despertar sexual de las personas. Yo lo encuentro muy parecido a aprender a conducir un automóvil. Al principio, uno quiere estar pendiente de hasta el más mínimo detalle, pero fracasa. Hace los cambios de marcha, suelta el clutch al mismo tiempo que pisa el acelerador, con todo el cuidado posible y, aún así, el vehículo se jalonea y se apaga. Deja las llaves adentro una vez que cierra la puerta y comete una cantidad de imprudencias que, en ocasiones, terminan en lamentables accidentes.
Con la práctica, manejar se vuelve un acto intuitivo y hasta involuntario. Se puede sostener una conversación con el resto de los pasajeros o poner atención a los noticieros en la radio. Los reflejos se agudizan y los peligros se anticipan y se esquivan.
El sexo es igual. Al principio somos torpes y erráticos. Años más tarde, gracias al ensayo y error, dominamos el arte. Encontramos atajos y trucos para complacer a nuestras parejas, ya sean estables o de paso. Sabemos oprimir los botones correctos y encontramos la manera de pedir que opriman los nuestros. Sin embargo, como el conducir, el sexo se puede mecanizar, haciendo de él un acto rutinario. Por eso, aquí algunos consejos para salir de esa zona de confort sexual, que muchas veces nos aprisiona al excluirnos de nuevos placeres potenciales.

- Abrir la mente
Dicen que perro viejo no aprende nuevos trucos. La verdad, no tengo la menor idea, porque nunca he tenido un perro. Pero, de lo que estoy seguro es que sin importar nuestra edad, podemos ser mejores en cualquier cosa que hagamos, incluyendo el sexo. Todo empieza por abrirse al hecho de que existe un abanico de posibilidades infinitas que seguramente desconocemos. Si creemos que ya lo sabemos todo, estamos fritos y nos condenaremos a una vida sexual aburrida y rutinaria.
- Salir de la habitación
Las visitas nocturnas, a veces, parecen que siguen un protocolo estricto: llegan, la invitamos a pasar, entra, nos tomamos una copa más, nos besamos, nos tocamos, entramos al dormitorio, nos desnudamos y tenemos sexo. No está mal, pero puede ser mejor. Este ciclo es fácil de romper con un sencillo tour por nuestra casa (o por la de ella). Sorprendiéndola al hacer una movida en un lugar poco ortodoxo. El secreto es usar la imaginación y aprovechar los espacios, desde la cocina, hasta los balcones. Al abandonar la superficie horizontal de la cama, abrimos una nueva gama de posiciones por explorar.

- Deja que tu pareja tome el control
Los hombres solemos ser quienes tomamos la iniciativa en la seducción y esta puede incluir el tener relaciones sexuales. Vivimos en tiempos distintos y renovados, en los que debemos procurar la absoluta equidad y libertad. Ceder las riendas durante el sexo es una de las experiencias más gratificantes y una increíble forma de conocer mejor a tu pareja, lo que le gusta y las fantasías que habitan en su mente.
- Aprender a interpretar
Hay ocasiones en las que durante el acto sexual, la consciencia se escapa. Es este el momento en el que nos convertimos en autómatas, donde repetimos aquellas acciones que sabemos hacer bien o, aquellas que son las únicas que conocemos. Indagar y poner atención durante el sexo es indispensable para seguir probando nuevas técnicas y comprobar su efectividad, descubrir las reacciones de la otra persona, de leer y dominar su lenguaje corporal.

- Salir con personas diferentes
Si lo pensamos, en cuestión de gustos, todos tenemos un patrón preferido en el que caemos sistemáticamente. Ligamos y conocemos personas en los mismos lugares y de las mismas formas. No es de extrañarse que estas, al final, también se parezcan entre sí. La mente tiende a elegir lo conocido y la mejor forma de expandir nuestro horizonte sexual es salir con personas diferentes a las habituales. Pero, lo mejor es que, al hacerlo, también encontraremos cualidades de personalidad complementarias, más allá de las sexuales, que ni siquiera sabíamos que existían. Esto se traduce en mejor sexo y mejores relaciones sentimentales.