Una de las rutinas de belleza necesarias es la limpieza de cutis profunda. Ninguna piel puede estar lozana, suave y luminosa si hay presencia de puntos negros, poros dilatados o exceso de grasa.
La frecuencia de este tratamiento dependerá de tu tipo de piel. Para los cutis graos, lo recomendable es cada 15 días, hasta que se consiga un equilibrio; si por el contrario, tu tipo de piel es seca o mixta, sólo necesitarás una limpieza facial al mes.
Existen servicios especializados, como estéticas o spas, que las realizan; ahora si el tiempo o presupuesto apremian, te brindamos un paso a paso para que hagas tu propia limpieza desde la comodidad de tu hogar.
SUPERFICIAL
Lávate la cara con agua fresca y jabón para retirar restos de maquillaje.
Aplíca un exfoliante con la yema de los dedos sobre el área del bozo, mentón, entrecejo y cuello para relajar los músculos. Esto permitirá que los poros se abran y favorecerá la producción de colágeno y elastina.
HUMECTA
Emplea vapor de ozono para humedecer la piel. En casa, puedes optar por una olla con agua caliente, a una distancia de 30 centímetros de tu rostro, de manera que el vapor te ayude a dilatar los poros. Para hacerlo más efectivo, cubre tu cabeza con una toalla de manera que concentre el vapor.
LIMPIA
Una vez abiertos los poros y con las manos recién lavadas con agua y jabón, procede a extraer las impurezas con gran delicadeza, apretando con la yema de los dedos ¡nunca con las uñas!
NUTRE
Finaliza la limpieza profunda aplicándote una loción o tónico con un algodón y luego una crema hidratante.
Por último, deberás esperar mínimo dos horas antes de maquillar tu rostro, aunque lo ideal sería un día para que la piel se regenere y descanse.