Escuchar música durante una operación puede ayudar a reducir el dolor de la recuperación. Esas son las conclusiones a las que han llegado un grupo de investigadores británicos que afirman que los pacientes que se han puesto sus canciones favoritas antes, durante y después de la cirugía muestran menos ansiedad durante todo el proceso y necesitan menos medicación para mitigar el dolor.
El estudio, llevado a cabo por la universidad londinense de Saint Mary, asegura que la música es efectiva incluso cuando el paciente está siendo operado bajo anestesia general. Los investigadores están intentando que los hospitales ingleses tomen en consideración esta práctica y anima a los enfermos a llevar sus propios reproductores de música y sus canciones favoritas preparadas cuando realicen el ingleso en el centro de salud.
La propia autora del estudio, la doctora Catherine Meads, confirmó a la BBC que el disco de Pink Floid, ‘Dark side of the moon’, le ayudó a calmar su dolor tres horas después de su operación de cadera. Meads declaró que la música es una opción segura, barata y no invasiva que “debería estar disponible para todo el mundo que vaya a someterse a una cirugía”.
Aunque esta técnica también puede suponer ciertos problemas en la sala de operaciones. Un volumen demasiado elevado puede inteferir en las comunicaciones entre el equipo médico e incluso existen otros estudios que aseguran que la música puede distraer a los doctores de su tarea.
Sin embargo, Maeds lo tiene todo pensado. Ya ha desarrollado una almohada-altavoz que transmite las melodias de manera que el paciente las escuche pero que resulte casi imperceptible para el oído de los cirujanos. De momento 40 mujeres que pasaron por el bisturí para facilitar el parto, ya sea mediante una histerectomía o una cesaria, ya han probado este nuevo sistema.
“Esperamos que la comunidad médica tenga en consideración este estudio cuanto antes porque queremos que los pacienten tengan la mejor experiencia de recuperación posible”, sentenció la investigadora.