Los abogados de los sobrinos de la primera dama de Venezuela han propinado duros golpes a la estrategia de la fiscalía y el caso contra Efraín Campo y Francisco Flores ya no es “el pan comido” que lucía ser antes, pero el camino a una victoria para la defensa sigue estando minado por testimonios difícil de superar: las palabras incriminatorias de los propios acusados.

ANTONIO MARIA DELGADO / EL NUEVO HERALD

Las grabaciones de los sobrinos presentadas por la fiscalía no solo muestran que los acusados no eran los ingenuos jóvenes que fueron llevados de la mano por la DEA a una negociación de droga que en realidad no querían realizar, sino operadores que ya llevaban tiempo operando en el narcotráfico y en una grabación clave explican cómo fue que el chavismo terminó apoderándose del control de las operaciones de droga en Venezuela.

“El tema es que […] acá habían muchas personas trabajando, todos los grandes de, bueno el amigo de él sabe, todos los grandes de allá de Colombia se vinieron para Venezuela […] pero aquí habían dos corrientes muy grandes y muy poderosas, que era el Cartel de los Soles, que lo deben haber escuchado”, manifestó Campo en una conversación sostenida el 26 de octubre del 2015 en Caracas con agentes encubiertos de la DEA.

En Venezuela operan “el Cartel de los Soles [controlado por altos oficiales de las Fuerzas Armadas] y por otro lado la gente del gobierno, que eran unos ejecutivos del gobierno que habían estado trabajando [traficando droga] y entre todas las personas se encargaron de fumigar [eliminar] todo aquel que intentaba entrar a trabajar al país”, agregó.

Campo, quien al igual que Flores fueron criados como hijos por Maduro y su esposa Cilia Flores, agregó que los dos grupos terminaron apoderándose de la totalidad de las operaciones de narcotráfico en Venezuela.

“Acabaron con el tema del narcotráfico acá, solamente eran ellos los que trabajaban, se siguió trabajando”, manifestó.

Y era un negocio en la que muchos funcionarios del régimen bolivariano se beneficiaban, continuó Campo.

“¿Cómo se siguió trabajando? Bueno, eh… Pepito Pérez, hacía una vaca [una operación de cooperativa] como entre cinco personas, y mandaban doscientos [kilos] en maletas y los doscientos eran de cinco personas y por maleta por comercial”, dijo.

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