Ya lo veníamos leyendo desde hace tiempo sus lectores atentamente. Rafael Poleo, agudo periodista y analista político, lo había visto con claridad. “Aquí lo que viene es hambre”. Lo dijo con pelos y señales hace años y lo recordó recientemente un forista de Noticiero Digital, tildando al veterano comunicador de “brujo”.
No. Rafael Poleo no es brujo. Lo que es en verdad es un diestro matador de ilusiones corrido en siete plazas. En todo caso, es más un chamán que un adivinador. Como miembro de esta tribu que ha visto correr las aguas de la política desde adentro inclusive como testigo de excepción en el claustro donde los ingenieros de la cosa pública diseñan sus estrategias y estratagemas para engañar al pueblo, a este avezado escritor de la historia cotidiana -que se cocina lentamente, pero que al final trasciende lo contemporáneo- no se le podía escapar esa visión, siendo como lo es, un estudioso de este desatino histórico que es el comunismo, la forma más perfecta que ha inventado el hombre para dominar a los pueblos sometiéndolos a las más terribles penurias materiales para luego hacerlos cargar la cruz de su ideología opresora con nada más y nada menos que su propia voluntad. Esclavitud perfecta que además aplauden en secreto los pueblos prósperos del mundo que se benefician de la ruina que causan y de la mano de obra más barata que existe en el orbe. Como reza su admirado André Gide: todo está ya dicho, pero nadie quiere oir.
Adalberto Chacón