Las fotos con Aldo Giordano nos recuerdan aquella época cuando Aristóbulo hacía el programa “Blanco y negro” con Carlos Blanco por Globovisión. Cuando la mano izquierda del hoy vicepresidente le alcanzaba para hacer política con la cabeza, y hasta con los puños, pero con la gran diferencia de que no estaba “montado en el poder” y no tenía la posibilidad de ejercer esa violencia de estado que hoy define tanto a los chavistas: violencia física, verbal y armada que usan “cuando nadie los ve” y que niegan de forma tan hipócrita y burda cuando están en compañías diplomáticas. A pesar de todo, entre tanto canibalismo, Aristóbulo mismo es percibido como un “político con el cual se puede dialogar”. Así de mal está la cosa entre tanto radical en el chavismo. Y aunque digan lo que digan, él también sigue siendo en el fondo igual a los demás: incluso “los mejores”, son “peores”, porque son de los que “tiran la piedra y esconden la mano”.

De modo que… ¿Qué podemos esperar de estas reuniones que se promocionan con tanto desparpajo? ¿Está ya negociada la renuncia de Maduro? ¿Aceptará Venezuela un cambio gatopardiano dentro de la revolución, sin renuncia, sin enmienda ni revocatorio? ¿Se resolverá todo entre Cuba y EEUU con la mediación del Vaticano? ¿Vamos a tolerar que todo se matice y siga igual adentro de esta tragedia sin que medie la voluntad popular? Nos preguntamos muchas cosas, menos si Aristóbulo le hace sombra a Maduro… porque esto está tan oscuro que… ¡quién sabe!

Nemesio Montiel

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