Las relaciones entre la Venezuela socialista de Nicolás Maduro y la isla de Cuba son ideológicamente fuertes, pero comercialmente frágiles y los recientes movimientos de la oposición venezolana, a través de la Asamblea Nacional (AN) podrían comenzar asomar las costuras que ambas naciones han pretendido ocultar desde los tiempos del difunto Hugo Chávez.
En este sentido, la principal fuente de recursos de la isla castrocomunista es derivada del petróleo que, pese a la crisis económica latente, Maduro continúa regalando a cambio de supuestos profesionales de salud y, según políticos y expertos militares, agentes de inteligencia expertos en control, represión y tortura.
Según Jorge Piñón, director del programa de energía para América Latina de la Universidad de Texas en Austin “la demanda de petróleo de Cuba es de aproximadamente 130,000 barriles diarios y Cuba produce alrededor de 50,000 barriles diarios, lo que significa un déficit de alrededor de 80,000 barriles diarios“.
Por consiguiente, la pérdida que arroparía a Cuba, si las determinaciones de la AN sobre cortar el suministro de crudo a la isla se llevan a cabo, sería cerca de los $2.000 millones para lograr subsanar la crisis energética en la que se sumergiría la nación de Díaz-Cannel.
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