Una relación tóxica es aquella que produce malestar, desgaste y no te permite crecer ni nutrirte. No es sana. A a veces, aunque se “intuye” que algo no anda bien, y esto es clave para poder trabajar lo que puede y necesita repararse o, en otro escenario, abandonar la relación.
Los mitos del amor, impiden que se analice claramente si se vive en una, pensando que es mejor estar en pareja que solx o que “el amor lo aguanta todo”.
Egoísmo, hostilidad, crítica, control son algunos de los elementos tóxicos que pueden encontrarse en la dinámica de la relación, pero también en el área sexual.
TE MENCIONO SOLO ALGUNOS EJEMPLOS:
- Te cela del tiempo y de la calidad de relación que tienes con familiares, amigos y hasta en las redes sociales.
- Te culpa de sus desaciertos laborales.
- Te trata de forma condescendiente, como si no tuvieses capacidad para analizar situaciones.
- Te obstaculiza el logro de tus objetivos académicos, laborales, etc.
- Descalifica o resta importancia a tus sueños, ilusiones o a tu proyecto de vida.
- Te chantajea o te presiona para realizar prácticas sexuales de las que no estás muy convencida o definitivamente NO quieres.
- Te compara con otras parejas sexuales.
- Te recuerda constantemente los errores que has cometido.
- Si se produce una discusión, terminas cediendo siempre.
- Toma decisiones sin consultarte en aspectos que a ambos les conciernen.
- Sientes que cuando esa persona no está, puedes “respirar”, te sientes más cómodo y puedes ser realmente tú.
Ocurre que sin consciencia, o con ella, podemos también convertirnos en personas tóxicas en algún momento y alimentar una relación gastada. Insisto, la clave es poder identificar que esto ocurre, conversarlo abiertamente y tratar de buscar soluciones si es posible.
Si se permanece en una relación tóxica, se corre el riesgo de sufrir trastornos de salud y de deteriorar el bienestar individual. Mejor, buscar apoyo.
