El desconcierto reinante en el régimen se pudo observar cuando en el traspaso de la presidencia de Unasur no asistió ninguno de los representantes diplomáticos de los países miembros y tuvieron que llenar el salón con ministros y funcionarios en transmisión televisada con planos muy cerrados. Dio risa cuando a cada empleado le asignaban un cargo en Unasur tal y como hicieron con la reaparecida, sumisa y obediente, Tibisay Lucena a quien señalaron como encargada de la vicepresidencia electoral del organismo multilateral. Show tras show. Lo mismo hicieron con la convocatoria a la CELAC para defenderse de la OEA. Los mismo 17 países que ayer convocaron la reunión en Washington son también miembros del organismo financiado y creado por Chávez para sacar a Canadá y EE.UU del conjunto. Mas desasosiego les viene creando que cada país de Europa ha lanzado sus alertas por las violaciones a los derechos humanos, de protesta pacífica y de censura a los medios. Lo más grave para los rojos uniformados -y algunos civiles- son los llamados crímenes de lesa humanidad contemplados en el Estatuto de Roma. Por crimen contra la humanidad, o crimen de lesa humanidad, se entienden, a los efectos del Estatuto de la Corte Penal Internacional aprobado en julio de 1998, diferentes tipos de actos inhumanos graves cuando reúnan dos requisitos: “la comisión como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, y con conocimiento de dicho ataque”. El ataque generalizado quiere decir que los actos se dirijan contra una multiplicidad de víctimas. La obediencia legítima debida no exime de responsabilidad a los criminales. Esto viene causando resquemor y miedo entre algunos jefes militares Por eso hemos visto que con una inaudita rapidez la respuesta a casos de asesinatos como el de los estudiantes en Carabobo donde desde el gobernador hasta el comandante de la GNB pusieron a la orden de los tribunales a los subalternos responsables. La observación desde grupos de mando a nivel medio es angustiante pues sienten que ellos accionan las armas, producen las muertes y los jefes los entregan. No desechen que algunas acciones sorpresivas de estos días tengan que ver con ello.
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