Ya no quedan caretas, así en plural, porque no es una, son muchas las máscaras que se ha venido quitando este esperpento de gobierno escondido en una comedia de revolución. Se les hizo añicos el pretexto de la “legitimidad de origen”, que además, siempre estuvo en tela de juicio por aquel resultado electoral sospechoso del 13 de abril de 2013. Están al desnudo ante los venezolanos, y el mundo entero que identifica a estos forajidos como perpetradores de una tiranía. Se trata de gobernantes envalentonados que nos “atracan” la democracia con las armas de la República que más bien deberían utilizar para protegerla.

Son 17 años continuos abusando. Comenzaron por aprovecharse del momento febril del proceso que culminó con el triunfo de Hugo Chávez en diciembre de 1999. Impusieron un método basados en una espuria supraconstitucionalidad. Llenaron la Asamblea Constituyente de una asfixiante mayoría que aplastó una parte importante de Venezuela, pero sin que pudieran invisibilizar. Desde allí comenzó la transgresión continuada de la Carta Magna que ellos mismos procrearon a sus anchas, y terminaron asumiendo un deplorable rol de incestuosos, violando a su propia criatura.

Con afanes hegemónicos le pusieron la mano a todos los entes públicos para pulverizar el principio de separación de poderes. Posteriormente le otorgan atribuciones propias de un emperador al presidente en ejercicio, quien dictó más de 40 leyes vía decretos, esperando que la ciudadanía se quedara paralizada de miedo ante sus amenazas de asaltar tierras, fábricas, e imponer un modelo educativo ajustado a sus pretensiones despóticas. Las madres y padres les salimos respondones y coreamos la consigna: “con mis hijos no te metas”. Y siguió el desafuero hecho gobierno, esta vez pito en mano, para anunciar, como el propio “chacal de la trompeta”, la expulsión de más de 18 mil trabajadores formados en democracia para convertir a PDVSA en una de las empresas más exitosas del mundo.

Y se aprovecharon de la buena fe de muchos, y se burlaron del pueblo ganando tiempo para hacer un referéndum revocatorio en 2004 a lo Frank Sinatra, o sea “a su manera”, con listas infames incluidas. Después cerraron RCTV, pisotearon la voluntad soberana del pueblo que aquel histórico 2 de diciembre de 2007 rechazó la pretendida reforma constitucional; en 2008 les ganamos gobernaciones y alcaldías como la Metropolitana, y reaccionaron a “lo Juan Charrasqueado”, arrebatándonos recursos y competencias. Y la Unidad siguió la lucha; vencimos en las parlamentarias del 2010, y se dio la paradoja de que sacando más votos nos adjudicaron menos diputados. En definitiva, no han podido ni podrán con la fortaleza de un pueblo resistente a dictaduras.

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