Aprovecho esta tribuna para dirigirme a todos los venezolanos. Estoy consciente de la indignación que nos explota en el alma cada vez que nos acordamos de la forma como se manejaron las cosas en el fulano diálogo. ¡Es verdad!, hay razones de sobra para criticar a quienes la embarraron hasta más no poder, dejándose marear por unos emisarios gubernamentales que llegaron a esa mesa de negociaciones con muy mala intención.
Hasta el Cardenal Urosa Savino lo dijo, sin remilgos: “Creemos en un diálogo, pero en un diálogo para resolver, y realmente pareciera más bien que lo que ha pasado es que el gobierno se ha burlado del Vaticano y se ha burlado de la Iglesia, porque hacen ver que quieren ir adelante con el diálogo, pero luego toman una serie de medidas que van en contra”, así, con esa claridad meridiana lo expuso el Cardenal. En otras palabras, el error no es que fuéramos a dialogar, es la forma como lo hicimos y lo que permitimos que hiciera el régimen con nuestro referéndum revocatorio, con nuestros presos políticos, con nuestro derecho a protestar y cómo le caen “a patadas” a un poder que el pueblo eligió “contra viento y marea” el pasado 6 de diciembre de 2015.
Ahora bien. ¿Vamos a reventarnos como las chicharras para darle el gusto a la dictadura de que nos desmovilicemos, y entonces esta tiranía termine de liquidarnos? Nada de eso. De allí mi llamado es a sacudirnos esta inmensa molestia, y entender que debemos retomar nuestra lucha con más fuerza que nunca para estar al lado de ese pueblo que sufre. Tengamos en cuenta que la situación de Venezuela es vista negativamente por el 90% de los consultados por la firma Datos, y el 77% opina que su realidad estará peor en los próximos seis meses. El rastreo estableció también que 95% divisa que su entorno económico es peor hoy que hace un año. La carestía de bienes básicos y el alto costo de la vida son las dificultades que más inquietan a los interrogados. Así tenemos que esas inquietudes deslizaron a la inseguridad personal como el primordial inconveniente, fundamentalmente desde 2014, cuando la caída de los precios del petróleo ahondó la crisis económica.
Según el 93% de los encuestados, con sus entradas logran para adquirir “la mitad o menos de la mitad de los productos que necesita para vivir”. Y esta tragedia es culpa de los que asaltaron las riquezas del país y traicionaron a Venezuela postrándose en brazos de gobiernos extranjeros y de mafias narcoterroristas. Es evidente que estos dictadores se quieren aferrar al poder, que no tienen pensado convocar nada que se parezca a unas elecciones, y saben que la única manera de lograr esa abominación, es dividiéndonos, desmoralizándonos y espantándonos del país para quedarse con su botín. ¿Y saben cuál es realmente el botín? Nada más que Venezuela. ¿Lo vamos a permitir? Es como dejarnos matar la madre o un hijo sin hacer nada. De allí que no hay otra alternativa que luchar, asumiendo riesgos y dejando de lado los devaneos personalistas.