Se trata de una dictadura descarada. Y eso hay que decirlo sin evasivas de ninguna especie, porque es una manera diferente a seguir escudando a esta tiranía con el subterfugio electoralista. No quieren soltar el poder, se aferran a él con desesperación y con procedimientos insolentes. No hay simulaciones. La forma de ejecutar su preconcebido plan orientado a permanecer en control de todo, es sencillamente vergonzosa.

Se debe admitir que nada es sorpresivo, toda vez que ya lo que hicieron el pasado mes de diciembre, una vez derrotados de manera aplastante en las elecciones parlamentarias, constituyó un presagio de lo que se veía venir. La designación de esa Sala Constitucional en el Tribunal Supremo de Justicia los ponía al descubierto. Montaban allí un gobierno paralelo, una trinchera para provocar más crisis y retar a los venezolanos que reclaman un cambio político lo antes posible, y a la propia comunidad internacional, persuadida de los desajustes económicos, sociales, morales e institucionales que zarandean a Venezuela.

De manera premeditada quieren disminuir la significación e importancia del apoteósico triunfo del pueblo conseguido en los comicios del 6-D, superando todas las adversidades. Con sus asesores cubanos apuntan a ridiculizar el foro parlamentario, poniendo a sus servicios los entes públicos como el CNE y el TSJ. “Les sabe a nada” el torrente de denuncias sobre irregularidades que arrastran a encumbrados personajes de la “revolución”. No hay acusación que prospere, porque de ocurrir, sería una afrenta “al proceso y a la memoria del líder galáctico”. Tienen más presos políticos que nunca, después de la “era del diálogo zapateriano”. Se burlaron de la Ley de Amnistía. Se carcajean de las resoluciones de la ONU, de la OEA y de los parlamentos del mundo que se han pronunciado contra las detenciones arbitrarias acontecidas en nuestro país. Sienten que son inmunes al terrorismo, a la corrupción y al narcotráfico. Pero por dentro llevan “la procesión”. Los desequilibra el escalofrío que les produce saberse relacionados con hechos inocultables que la sociedad actual no transige.

Por último, no han encontrado la manera de “reventar” la Unidad. Están advertidos del poderío que entraña esa fuerza, porque los hemos vencido en varias ocasiones, muy a pesar, insisto, del descomunal arsenal económico y represivo del que disponen Maduro y sus adeptos. Y es así como enfrentaremos el despropósito de liquidar la vía del Referéndum Revocatorio: unidos de manera pacífica y democrática en la calle, hasta hacerlo respetar.

Comentarios de Facebook

3 COMENTARIOS

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here