“Caerse, señores, no es caer”. Esa fue una sentencia del notable cumanés Pedro José Rojas en 1862. Se le pudiera decir a Maduro que no es lo mismo “golpear que golpearse”. Eso de apalear al que se atreva a disentir del “proceso”, es propio de gorilas. Los matarifes del régimen cometen desafueros con el mayor descaro, al sentirse “guapos y apoyados”. No soportan ni críticas ni observaciones en el parlamento, porque desconocen que ese es un foro para debatir. Es natural que allí se produzcan confrontaciones verbales, y todos tienen el legítimo derecho a defender su parecer. Viendo lo ocurrido el pasado jueves en la sesión de la Asamblea Nacional, Winston Churchill hubiera muerto de un microfonazo, si esa fuera la manera de ripostarle a quien se atreva a contrariar a un orador en funciones.
Es lamentable el papel que este régimen les asigna a sus incondicionales. Todo indica que no se les mide por méritos académicos ni por su capacidad de trabajar en defensa de una causa donde los valores y principios predominen, sino por la brutalidad con que embisten a sus víctimas. Debe ser una penuria para sus conciencias, y seguro lo es para sus seres queridos, abochornados de ver para lo que quedaron sus familiares. Pero lo doloroso es que quienes son reducidos a ese rol siniestro, se pavonean exclamando “se sufre pero se goza”. ¡Qué pena! Mascullarán los ingenuos militantes y dirigentes de un partido al que apostaron de muy buena fe.
Lo cierto de esto es que “todo tiene su final”, como reza la letra de la canción. Y estamos en la hora postrera de un régimen agotado de tanto golpearse con la realidad que pretenden desconocer. O más bien dominar a fuerza de arbitrariedades. Ellos mismos se acorralaron con su esperpéntica conducta. Por eso el pueblo les dice: amor con hambre no dura, y cada vez que Maduro sale con sus historietas de que el imperio nos quiere invadir y continúan con la tan cacareada “guerra económica”, la gente los mira con desprecio y cuchichea en las colas: “cada loco con su tema”. Tienen en la mira” al editor Rafael Poleo porque les ha cantado sus verdades con pelos y señales. Mientras tanto, estamos firmemente decididos a realizar el referéndum revocatorio. Millones de venezolanos saldremos a firmar para decirle a Maduro “vete a llorar al valle”.