Sí, simplemente porque, al solicitar el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, la invocación para la activación de la Carta Democrática a través del artículo 20 y habiéndose celebrado la Asamblea Extraordinaria del Consejo Permanente tal y como lo dicta el reglamento en estos casos, quedó “activado” el proceso que conducirá a la adopción de las medidas que los países miembros estimen pertinentes, entre ellas su “aplicación” para la suspensión de Venezuela del organismo.
Solo en este contexto se explica, la desesperación del chavismo y su estrategia diplomática dirigida, primero, a desacreditar a Almagro y a su Informe sobre la situación venezolana, segundo, a evitar que el presidente del Consejo Permanente, Arcuri, convocara, a solicitud del Secretario General, el Consejo Permanente del jueves 23 pasado, y tercero, su inútil intento de que no se llevara a cabo.
Igualmente, que el Consejo Permanente, se limitara a oír la lectura del Informe Almagro, sin ningún pronunciamiento, es otro golpe para el chavismo y una prueba de cuán activado está este mecanismo, porque deja abierto el espacio para que el Consejo Permanente convoque a “un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General para que ésta adopte las decisiones que estime apropiadas”, en caso de que las “gestiones diplomáticas y buenos oficios resultaren infructuosas”.
De modo que, con este paso sin precedentes en la OEA, se ha abierto un proceso que incluye reuniones, gestiones diplomáticas y votaciones que pueden tener como consecuencia desde resoluciones hasta la “aplicación” de la Carta Democrática a Venezuela y la eventual suspensión del régimen fallido y forajido de Maduro del organismo.
De cualquier manera es un éxito enorme para la oposición democrática venezolana y nos coloca hacia el camino de la libertad.