No hemos querido pasar por alto el artículo con este mismo título publicado en El Nacional el domingo 15, bajo la rúbrica de Emilio Cárdenas, acerca de los resultados de una investigación realizada por tres universidades sobre la evolución de la pobreza a lo largo de la devastadora gestión económica bolivariana. La importancia de las conclusiones a que arribaron es muy sencilla: si de algo se ufanó Chávez fue de la reducción de la pobreza, propósito en lo cual invirtió ingentes sumas de dinero con un sentido clientelar y a costa de conculcar derechos consagrados en la Carta Magna.
Otros países redujeron la pobreza sin liquidar las libertades democráticas. Los ejemplos sobran: Brasil, Chile, Perú, Costa Rica, México, Colombia y pare usted de contar. Esto en el caso latinoamericano, porque en el europeo sucedió algo similar: reducción de la pobreza y mantenimiento de la democracia.
El estudio arroja que ha habido una involución en la calidad de vida de los venezolanos. La pobreza venezolana creció vertiginosamente: un alarmante 32% y hoy “afecta nada menos que a 48,4% de los hogares. Esto es a unos 3.340.000 hogares venezolanos…”. No hay derecho a esta situación si tomamos en cuenta la cuantía de recursos manejado por el Estado venezolano en el curso de estos últimos años. La corrupción, el despilfarro, la mala administración, los regalos a través de Petrocaribe y en la relación con Cuba son, entre otras causas, responsables de este malestar.
El chavismo-madurismo-cabellismo tendrán que responder ante el país de esta situación. Son 16 años de fracaso que llevan a cuestas el aumento de la pobreza. Causa indignación la sordera, la ceguera con que actúan. Venezuela tiene que sacudirse este mal gobierno. Lo decimos, no como un formalismo, que debe ser en el marco constitucional, democrático y pacífico.
Tenemos una oportunidad en las elecciones parlamentarias. Si las ganamos, podemos crear una nueva realidad política, y no es exagerado decir que esa nueva realidad puede abrirles las puertas a los presos políticos, a la democracia, a una economía de mercado; de allí la importancia de ir unidos en esta contienda electoral. Lo repetiremos cien veces: sin unidad no hay victoria. Tiene que haber en cada circuito electoral un solo candidato de la unidad. Esto es una especie de mandato del cual no podrán escaparse los actuales dirigentes políticos.
Pompeyo Márquez
Dirigente político