La dictadura de la camarilla castrochavista que manda en Venezuela, después de haberla dejado en la ruina material para reinar sobre el hambre, la muerte y el miedo, pretende reescribir lo único que de vigente le queda a la Constitución. El sufragio como medio de ejercicio de la soberanía popular, tal como lo prevé la Constitución, ya no les sirve.
Aún cuando durante diecisiete años reclamaron para ellos el dudoso mérito de haber hacho más elecciones que nadie, hoy no quieren saber de cualquier cosa que se parezca a una consulta, por pequeño que sea el grupo. Me dicen que el presidente perdería el referéndum revocatorio hasta en Miraflores. No es de extrañar el tamaño del susto que les produce, que les hace olvidar a Marx y persignarse como el más fiel de los beatos, cuando escuchan la palabra elecciones.
Porque si algo está claro es que esta gente nunca gustó de elecciones, aunque mediante su uso y abuso, hayan utilizado a la gente mientras les compraban el discurso populista, manipulado y maniqueo con el que la estafaron. Lo de ellos son los golpes, como los que intentaron el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992. Como el que perpetran hoy con las triquiñuelas que inventan para tratar de impedir que el pueblo venezolano les pase la factura de esa desgracia que es la situación de Venezuela hoy, en el referéndum revocatorio y con las babiecadas que repiten para tratar de justificar su terror a efectuar las elecciones de gobernadores que tienen que realizarse ser este año, así como la injustificable usurpación de funciones flagrante y continuada que perpetran contra la representación de la soberanía popular.
No tienen Constitución porque no creen en ninguna, pero si la tuvieran, tendría un artículo cuyo texto rezaría: “la soberanía reside en La Habana”. Y allá, en la metrópoli de los felones, las elecciones son una pantomima. Aun así, no han dejado de hacer el remedo de elecciones que hacen, que si bien equivale a no hacerlas, no pasan la vergüenza de que les digan que no le consultan al pueblo. Aquí la tarea de montar la pantomima les quedó grande, aunque avanzaron algo.
No quieren hacer elecciones y solo les queda la represión para mantenerse en el poder. Y frente a este estado de cosas no queda más que intensificar la presión e incrementar la unión de todos los sectores que sufren la tragedia en que han convertido a Venezuela, para transformarla en un gran movimiento de unidad nacional por el restablecimiento del Estado de Derecho, en la forma en que nos obliga a todos los ciudadanos la Constitución.
No quieren revocatorio, elecciones o cualquier animal que se parezca a eso, pero se los van a tener que calar. Por cierto, no porque el pueblo venezolano logre que el revocatorio y las elecciones se realicen este año, van a dejar de ser la dictadura usurpadora en que se han convertido, porque esa línea la pasaron y eso no tiene retorno. ¿O es que acaso Pinochet dejó de ser dictador porque dejó hacer y aceptó los resultados del referéndum que le puso fecha a su desalojo del poder?
Va de suyo que hablo de aquí y ahora.
@Francisco_Paz_Y