Nicolás Maduro sabe que está revocado. Las encuestas lo expresan y la calle lo grita. Maduro se encuentra en un estado de zozobra, por un lado está la inmensa mayoría del país que lo quiere fuera del Palacio de Miraflores, y por el otro están los “cuchillos” de sus “camaradas” del Psuv que sólo esperan una señal para cortarle el cordón que lo sostiene en el poder.

Se encuentra completamente solo. Su misma esposa, Cilia Flores, pugna por un espacio real de poder, mientras que otros lo pierden a la par que algunos en la cúpula roja lo absorben.

El ambiente está enrarecido y todo esto tiene asustado a un hombre que no estaba preparado intelectual ni emocionalmente para asumir la responsabilidad de la conducción de la república.

La obra que está dejando a su alrededor es de caos. Maduro como presidente de Venezuela ha agravado aún más los problemas que el país venía atravesando, durante este período la crisis económica pasó a transformarse en catástrofe y la crisis social mutó a una emergencia de carácter apocalíptico.

Él está revocado y se encuentra asustado. Sus arrebatos de ira amenazando con una supuesta “revolución continental” son demostraciones que se encuentra fuera de sus cabales.

El anuncio de instaurar una comisión de diputados para verificar las firmas que activaron el proceso del Referendo Revocatorio, es otro desatino. Y lo peor es que este provocó que millones de venezolanos a través de las redes sociales le dijesen al presidente de la República “si tú tienes derecho a verificar mi firma, yo tengo el derecho a verificar tu partida de nacimiento”.

Es que como dice el refrán: “si no lo agarra el chingo, lo hace el sin nariz”.

Desde el parlamento nacional, gracias al liderazgo de Henry Ramos Allup, se ha mantenido con firmeza y dignidad los principios constitucionales en contra del Ejecutivo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

Y todo esto lo aterra. Cuando Nicolás Maduro observó a casi 2 millones de venezolanos que en cuestión de un día y medio salieron a firmar en su contra, el pánico se apoderó de él.

No tiene escapatoria. Democrática, cívica y pacíficamente este pueblo saldrá a votar en las venideras elecciones del Referendo Revocatorio y lo revolcarán.

7 de cada 10 venezolanos no aguantan más a Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores, no soportan más la inflación galopante, la escasez de productos, la miseria en la cual este modelo de gobierno sumergió a la inmensa mayoría de la población mientras ellos, los de cuello rojo, se encuentran viviendo la dulzura del poder y de la “revolución”.

Las cartas están echadas. La opción democrática vencerá y ellos lo saben, lo que andan haciendo es obstaculizar y retrasar lo que es inevitable. Pero, no podemos confiarnos hoy más que nunca debe ser la unidad nuestro medio y la victoria nuestro fin.

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