Lo que realizó el señor Nicolás Maduro en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) fue un acto bochornoso desde el punto de vista político y constitucional.
Quien fuese el Presidente de la República, porque ya se le declaró en abandono del cargo, y quien aún sigue instalado en Miraflores ilegítima e ilegalmente, dio un nueva demostración de sus inclinaciones antidemocráticas y contrarias al texto constitucional.
Maduro, violentado la carta magna, acudió a la sede del Poder Judicial para seguir mintiéndole al país y en su presentación de memoria y cuenta no abordó ni una sola salida a los problemas que atraviesan los venezolanos.
Quien ocupa la silla presidencial de forma ilegal se aferró al engaño que vienen repitiendo desde hace 18 años. Con la mayor caradura este señor se presenta ante la nación para seguir escurriendo el bulto, echándole la culpa a los demás de su propio desastre.
Su presentación fue escueta y carente de sentido político, sus propuestas de gobierno son vacías y no existe ni un atisbo de rectificación en su proceder.
Lo que efectuó Maduro es una extenuante demostración de “memoria para cuentos”. Algo que sí tienen los representantes de este régimen es que poseen la memoria suficiente para retener y repetir como loros el mismo discurso.
Habló de lo mismo de siempre, de los galimatías a los cuales nos tiene acostumbrados. Nuevamente miente sin que le tiemble la voz.
Los cuentos de siempre, las acusaciones tradicionales, las misma cantinfladas, pero en nuevos escenarios, fue lo que llevó adelante Nicolás Maduro en la sede del TSJ.
El inquilino de Miraflores perdió el tiempo, como es normal, en puro bla, bla, bla que no llega a ninguna parte y que no satisface las enormes necesidades de los venezolanos.
Mientras Maduro ejerce el poder de facto, las urgencias sociales del pueblo se siguen acumulando, y la paciencia del colectivo se va agotando a pasos agigantados.
Las “brillantes” propuestas del régimen, es la instauración del “carnet de la patria” que es una nueva forma de presionar y humillar a los venezolanos.
Sus políticas, fracasadas y hambreadoras, no son movidas ni un ápice. Para ellos el gobierno se mide en su propio beneficio y no en los niveles de satisfacción de la población.
Como diputado a la Asamblea Nacional defiendo al Poder Legislativo como órgano legitimado por la acción del voto popular, como único poder que se encuentra realmente al servicio de la ley y del pueblo.
Como diputado rechazo a Maduro y me niego a llamarle presidente, porque él abandono el cargo y no ejerce de forma legal la Primera Magistratura de la República. Y además rechazo todos los cuentos que lanzó como parte de sus mentiras convertidas en informe de Memoria y Cuenta.
Y reitero m i compromiso y solidaridad con la Unidad Democrática.

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