Juan Requesens dice que el Gobierno lleva meses provocando a los estudiantes, pero los bravos muchachos “no caerán en esa agenda”. Gaby Arellano advierte que ahora, cuando los estudiantes están enfatizando más que nunca el método de la manifestación pacífica, constitucional y sin alterar el orden, se ha incrementado la represión. Diego Sharifker, concejal y ex dirigente universitario, anunció que el miércoles Venezuela vivió una noche de horror.

Una marcha casi elegíaca fue atacada por la barbarie oficialista, con un resultado escandaloso: 100 estudiantes fueron metidos como ganado en las cárceles. Olvidada la idiotez de los “políticos presos” engrosaron la lista de los “presos políticos”, a tal punto que por la saturación de las cárceles muchos recuperaron su libertad.

La militarada encimada en el poder engaña y se engaña. Se consolaba con las guarimbas por ser de limitada participación, ¿pero qué decir de las manifestaciones? Cientos de miles han participado en ellas desde el 12F. El asunto es en todo el país. La protesta se ha densificado. No se trata solo de reclamos educacionales ni solo de estudiantes. El país se exhibe en su ruindad por la imparable crisis económica y la plétora de sables y botas. Quieren infructuosamente acallar las enérgicas exigencias emanadas de los sectores sociales más castigados por el naufragio del sistema.

Hasta hace poco daban explicaciones balbucientes sobre “golpes de Estado”, Uribe, Fox. Aseguraban contar con pruebas irrebatibles que pronto exhibirían. Pero las olvidaron, como se les fue del recuerdo también la portentosa guerra económica, las decenas de aviones de combate comprados por la MUD y acantonados en bases militares colombianas, los magnicidios contra Maduro. ¿Cuál disidente va a atentar contra un corcho que flota batido por oleadas y confrontaciones internas? ¡Mira más bien a tu propia acera, hombre! Se han hecho más etéreos. Ya no dan nombres sino conceptos. “El imperio dirige a los estudiantes”, “se conspira desde Colombia”. ¡Bah!

2Justamente cuando el Gobierno acusa por enésima vez al nefando imperio, uno de sus supuestos aliados estrecha sus relaciones con EEUU. Pepe Mujica, con medio gabinete uruguayo, se reunió con Obama. Desentendiéndose del jaqueado Mercosur quiere fortalecer vínculos económicos con la potencia norteña. Y de paso declara que EEUU está listo para avanzar en la relación con Cuba.

Y bueno, Maduro, ¿cómo es que un aliado tuyo se desentiende de manera tan franca del coro anti gringo? ¿Será que don Pepe no cree veraces tus angustias? Aquí se tomaron el trabajo de quitarle el tema venezolano a la OEA para llevarlo a Unasur. Esperaban un endoso al Gobierno y un rechazo a los “desestabilizadores”. Querían que cancilleres vinieran a reunirse con Maduro y más nada. Un respaldo que calmara las crecientes inquietudes del mundo por el desborde militarista en Venezuela. Pero las redes sociales y el heroísmo de nuestros jóvenes indujeron al realismo y la sensatez. Unasur optó por la equidistancia. Habló con las dos aceras y con los estudiantes y favoreció un diálogo “de iguales”. La MUD, por si acaso, se buscó un garante de los garantes, y ninguno mejor y más sabio que el Papa, el Papa Francisco, por añadidura.

El fracaso de la represión no ha hecho retroceder a gente como el ministro Rodríguez Torres, el diputado Cabello y el alcalde Rodríguez, pero destruyó la credibilidad del gobierno madurista y aumentó el prestigio de los luchadores por la defensa de los derechos humanos en Venezuela.

Con una secuela muy inquietante: se exacerbaron las tensiones en el bloque político gubernamental. No pocos admiten abiertamente que Maduro no puede con la múcura. Piensan que debería salir; otros se oponen advirtiendo que es el único con legitimidad internacionalmente reconocida. El sustituto carecería hasta de la más precaria vestidura legal. Sin ella saldría del sistema jurídico interamericano y de la OEA. La doctrina vigente es que se le desconozca hasta que “los golpistas” se devuelvan. De ese hilo frágil depende la actual correlación interna en el poder. Que se preste o no a la renuncia in extremis, no me parece una maniobra fácil de manejar. Dada la turbulencia de las aguas podría profundizar la crisis.

3 Maduro anuncia que no será el primero en levantarse de la mesa de diálogo. Sugiere que es la oposición la inclinada a hacerlo. Con impaciencia comprensible, no pocos en este lado coinciden con él y presionan para que la MUD se retire abruptamente alegando que nada se logra con el diálogo porque el Gobierno no honra ni siquiera la libertad de Simonovis, que ya había acordado. “Está ganando tiempo”, señalan unos. “Es un trapo rojo”, repiten otros.

No hablan por hablar. Si en presencia de los ilustres invitados el Gobierno endurece la represión y pretenden consolidar el miedo y el terror, ¿qué esperar de semejante diálogo? Me parece un error. Desestiman el espanto oficialista al aislamiento, si no castigo, por enervar el diálogo. Vale preguntar: ¿es fácil disponer de una facilitación internacional calificadísima ante la cual subrayar las provocaciones del poder?, ¿es mejor perderla porque nos levantemos de la mesa como duques ofendidos? Estar allí no significa abandonar escenarios de protesta pacífica, que se multiplican con la metástasis del Modelo. Es muy importante que los visitantes “vean” en vivo el reparto de culpa e inocencia. Vigente el diálogo, permanecerán los facilitadores. Si lo cerramos, la dictadura mediática se hará cargo.

Es más, si la MUD se levanta Maduro ganará unas horas de sueño y quizá los gobiernos se laven las manos. Y déjenme decirles que entre Pilatos y Barrabás, prefiero a Cristo.

Américo Martín

TalCual

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