La mula es más inteligente que el hombre, me asegura Pascual, un anciano conuquero. Si este aparente disparate hubiera emanado de un intelectual de los que con ojos desencajados proclamaba ¡Abajo la cultura! o del pintor dadaísta Marcel Duchamp, que le pintó barba y bigote a la Gioconda de Da Vinci, podría tenerse como un inofensivo desplante dado a escandalizar niñas inocentes.
Pero el viejo Pascual era solo un conuquero que raramente bajaba de sus montañas. En sus extrañas palabras descubro una verdad; parcial, sí, pero no por eso menos verdad. Usted lleva su mula durante largas horas por los sitios más enmarañados y jamás olvidará la ruta. En cambio mucha gente se equivoca una vez y seguirá haciéndolo cada vez que se le presente el mismo problema.
Leyendo una carta de gente honrada, analítica y culta pidiéndole a los electores de San Diego y San Cristóbal que se abstengan de votar mañana domingo, descubro la sabiduría del viejo Pascual. No creo que la mula sea más inteligente que la gente, por supuesto, pero lo que es indudable es que no se da dos veces con la misma piedra.
Precisamente cuando se tiene en la mano un mazo para responder a la despiadada represión mostrando la manifiesta voluntad mayoritaria, no usarlo es como bendecir el látigo que nos azota. Es no castigarlos con el voto para demostrarle al mundo que no se trata de estudiantes intransigentes como dice la falacia oficial, sino de todo el pueblo que masivamente rechaza la violación de los derechos humanos. Regresar a la apolillada abstención, olvidando que de ella nunca salió ni podía salir nada, y hacerlo en la víspera de la elección es me parece- equivocarse y además carecer del sentido de la oportunidad, regla de oro de la Política (“P” mayúscula, por supuesto).
2 “El sentido de la oportunidad” pertenece al arte de la política, no a la ciencia. Para Maquiavelo, quien algo sabía de eso, la Política era Técnica (ciencia) y Arte. Dos dimensiones complementarias, necesarias para lograr sus fines.
En tanto que ciencia, se vale de instrumentos científicos y análisis objetivos. Pero todo quedaría en nada si no hay experiencia y arte en la decisión, incluido insisto- el sentido de la oportunidad. Debilitar a la MUD precisamente cuando tiene emplazado al gobierno frente a los facilitadores internacionales es equivocarse y hacerlo en el momento más inoportuno.
Según puedo apreciar, las críticas al diálogo y a la MUD parten de falsos supuestos. Decir que no se sostiene moralmente negociar con autócratas severamente cuestionados es una moralina sin base. El mundo ha avanzado porque sus líderes han sabido defender el progreso y la democracia tocando todas las clases, incluso hablando con quienes no saben sino agredir e insultar. Ayer nomás el gobierno rechazaba dialogar con el “fascismo golpista” y repentinamente trata de convertirse en el campeón del diálogo. ¿No es extremadamente significativo un cambio de tal magnitud? ¿No es revelador de la debilidad y angustia del gobierno? Refleja, para empezar, el horror oficialista a un futuro tenebroso, acompañado del aislamiento internacional más desolador.
La opinión universal, las ONG defensoras de los DDHH, UNASUR y el Vaticano, más allá de simpatías parciales, no se resignan a que el gobierno hunda a Venezuela en la guerra y por eso presionan al diálogo y ofician como facilitadores. Eso no lo hubiera logrado nunca la oposición de no haber abierto la ventana del diálogo, que Maduro ha querido reducir a una especie de amable juego de canasta. ¡Maduro no cederá nada!, protestan los opositores que adversan el diálogo. No entienden que hay unas instancias imparciales que terminarán descubriendo la verdad y la mentira. Cada vez que dice “no”, el gobierno pierde puntos. Con no dar nada ya está dando ventaja a una oposición que insiste, propone lo que el país demanda, presenta datos irrebatibles de la falacia gubernamental, que fluyen al mundo a través de los autorizados facilitadores.
Maduro quisiera que la MUD se levantara de la Mesa para no seguir escuchando sus fundadas exigencias frente a voceros internacionales que lo pueden mirar como el Dios Padre a Caín. Si la MUD se retirara de ese escenario donde tiene todo a ganar, le haría un gran favor al gobierno, le regalaría unas horas de sueño y perdería terreno en el orbe.
3 ¡En ese diálogo no están los estudiantes! ¡La MUD no los representa!, claman algunos. ¡Pero señores, eso es un activo, no un pasivo! Por no representarlos, no figura en agenda “negociar” sus luchas.
-Discutan con los estudiantes -le recomendó Aveledo a la otra acera- porque nosotros no hablamos por ellos.
La MUD no tiene nada que transar, pero tiene mucho que exigir. Es el gobierno el autor del desastre y el que debe abrir el puño. Hasta ahora sigue sin dar un solo paso para estupor internacional.
¿Hasta cuándo estará en eso? La oposición, con la sartén por el mango, debe perseverar.
¿Está dividida la oposición? No lo creo. Su fuerza es su pluralismo, reflejo de la diversidad reinante en la sociedad venezolana. Son muchos sectores distintos que se unen con los retos, y eso es lo bueno. Lo contrario equivale a bloquearse en secta cerrada.
Los griegos de la Antigüedad vivían enfrentados, pero ante la amenaza persa se agrupaban en haz compacto. Y ese acordeón que se abre en la paz y se compacta en la lucha por el objetivo común es la ventaja más notable de la democracia en su eterna querella contra la autocracia.
Américo Martín