Hillary Clinton todavía no es candidata oficial a la Casa Blanca, pero ya tomó la delantera: discurso tras discurso, y con el apoyo de su esposo Bill Clinton, la demócrata defiende sus dos décadas en la vida pública, tanto en su rol de primera primera dama como en el de secretaria de Estado.

Los republicanos, por su parte, buscan volver en su contra el argumento de la experiencia, criticando los pocos resultados de su gestión como jefa de la diplomacia estadounidense así como su edad, entre otros puntos. Los ataques se intensifican en la medida en que Clinton multiplica sus intervenciones.

Clinton cumplirá 69 años el 26 de octubre de de 2016. Si ese año gana las elecciones, será la segunda presidenta más vieja de Estados Unidos, luego de Ronald Reagan. Algunos republicanos insinuaron esta semana que el coágulo en la cabeza que sufrió a fines de 2012 podría haber dejado sus secuelas.

“Hace deporte todos los días, es fuerte, va muy bien”, replicó el expresidente Bill Clinton el miércoles. Pero, como confirmando la campaña que se anuncia, agregó: “esto no es más que el comienzo, (los republicanos) serán cada vez más hábiles”.

Aunque más difusas, también han surgido críticas al posible retorno a la Casa Blanca de la pareja Clinton, 16 años después del fin del segundo mandato de Bill.

Los conservadores intentan reavivar los escándalos y fracasos de la era Clinton, desde la relación “impropia” con la becaria Monica Lewinsky, que implicó un juicio político contra Bill Clinton, al intento fracasado de reformar el sistema de salud.

Lejos de alejarse de la imagen de su esposo, Hillary Clinton recuerda los buenos resultados económicos de la gestión de ocho años de su esposo: 23 millones de empleos creados, “todos con equilibro presupuestario y superávit”, dijo el viernes en Washington.

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