Más de 2.500 campocrucenses han regresado al municipio tras apertura de frontera • Alcalde alerta por inseguridad y pide ayuda para mejorar oferta de empleo.

Cuentan en Campo de la Cruz que en todas las casas hay un hijo que regresó a su hogar desde Venezuela. Tres vecinas que se reúnen al frente de la plaza principal, a pleno mediodía, dejaron un pedacito de ellas en el país hermano… Y todo por la “mala situación, que ya sabemos cómo es”.

Habla Norelvis Moreno, una madre soltera de dos niños que regresó desde Maracaibo hace tres días, tras la apertura de la frontera, tal como lo han hecho aproximadamente 2.500 campocrucenses desde que se desató la crisis en Venezuela.

“Mire, acá más del 70% de la gente hizo su vida allá”, asegura Moreno.

El alcalde de Campo, José de León, dice que está “muy preocupado” por la llegada masiva. Afirma que aunque existen políticas para que los colombianos y sus familia sean beneficiados por los programas de salud y educación, “todo se puede salir de control”.

En menos de 15 minutos, durante el diálogo de EL HERALDO con Moreno y sus dos vecinas, se acercaron a la terraza de su casa otros cinco retornados interesados en contar su drama. Dos de ellas llegaron con sus hijos en brazos y clamando por una oportunidad laboral. “No me importa si me toca hacer algo no relacionado con lo mío”, sostuvo una de las mujeres.

El municipio, que tiene cerca de 16 mil habitantes,  según el más reciente censo del Dane (2015), es uno de los primeros — junto con Candelaria, Sabanalarga, Manatí y Santa Lucía — en la lista del gobernador Eduardo Verano para ejecutar políticas de emprendimiento y generación de empleo.

Norelvys Moreno se fue a Caracas, Venezuela, en 2000, como muchos compatriotas, para buscar “un mejor futuro”. La historia parece repetida. Culminó sus estudios como auxiliar de enfermería y pediatría,  se enamoró, se casó con un hombre venezolano, parió dos hijos, se separó y ahora regresa a su país “con las manos vacías”.

Santiago Gómez, de 12 años, es su hijo mayor. Con desparpajo y naturalidad establece grandes diferencias en su vida después de lo que llaman “la mala situación”.

En su casa en Caracas tenía seis consolas de videojuegos y siempre tenían la nevera llena de sus alimentos favoritos, por lo que junto con su hermanita, eran “muy comelones” .

“Yo comía todo lo que quería hasta que la situación se puso mala, y luego mamá no quería desayunar para ahorrar”, relata Santiago, de acento venezolano marcado.

La noticia de apertura de la frontera les cayó como anillo al dedo, considera Moreno, quien ahora comparte hogar con una hermana. En su nevera en Venezuela, afirma mientras acaricia a su hija Sabrina, “solo quedaba comida para esta semana”.

Sentada a su lado está Elianys Caballero, una mujer de negocios y ventas, a quien lo único de saldo que le quedó tras pagar, hace cinco meses, el retorno por una trocha desde Paraguachón,  fueron 450 bolívares. Eso no le alcanza “ni para un caramelo” en Colombia.

Para regresarse con sus tres hijos de 2, 10 y 15 años gastó cerca de 40 millones de bolívares ($95.000 colombianos), dinero “que era todo mi ahorro” en tres años.

Antes y después. Diez años atrás, cuentan las mujeres, llegaban cada diciembre unos 40 buses desde Venezuela con colombianos cargados de regalos para sus familias.

“La gente traía electrodomésticos, juegos de cuarto, de cocina y demás”, recuerda Karen Leiva, de nacionalidad venezolana y colombiana de crianza, quien se regresó en enero con su esposo colombiano  y su hija de 9 años.

Los buses también llegaban a Campo en las fiestas patronales, recuerdos que hacen que “todos en este municipio tengamos algo de Venezuela”.

Si en algo coinciden también, es en agradecimientos al país vecino. “Nadie puede negar que lo que construimos fue con dinero de allá, pero ahora hay que empezar de cero”, dice Leiva.

Tanto ella como Moreno buscan trabajo, mientras Caballero se ayuda vendiendo pescado.

¿Políticas de ayuda?. De acuerdo con el secretario privado de la Gobernación del Atlántico, Pedro Lemus, la Secretaría de Interior trabaja en el censo de toda la población que ha retornado para poder establecer con más detalle las políticas en materia de vivienda y emprendimiento.

Por lo pronto, el Gobierno colombiano recibe a los retornados y a través de los entes distritales, comisarías de familia, secretarías  y personerías los integran a los sistemas de salud (Sisbén) y de educación para que “ningún niño se quede sin estudiar”.

La frontera se reabrió el fin semana pasado, permitiendo el cruce de 127.000 ciudadanos a territorio colombiano, según cifras de Migración Colombia. Los municipios del Atlántico han sido punto específico de retorno.

Con respecto al tema laboral, el alcalde de León informó estar a la espera de que la Gobernación apruebe una iniciativa para generar cerca de 100 empleos con la puesta en marcha de un Parador Turístico, que contaría con “negocios pequeños de venta de comida, artesanías y productos agrícolas”.

Para Lemus, es “muy importante” trabajar prontamente en la generación de ingresos, puesto que “si no se hace, podrían empezar los alcaldes a alertar de inseguridad, incrementos en robos e invasiones”.

Ante lo anterior, de León solicitó la ayuda del Gobierno Nacional para solventar las políticas tras la masiva llegada de los hijos a la casa.

EL HERALDO

Comentarios de Facebook

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here