19 países presentan hambrunas prolongadas por la violencia, la sequía y los efectos del cambio climático
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura advirtió que el número de personas que pasan hambre en el mundo aumentó de nuevo en 2017, aunque las cifras definitivas se conocerán en septiembre.
El director general de la FAO, José Graziano da Silva, señaló en la conferencia de esa agencia que no debería sorprender la mala noticia de que haya crecido la inseguridad alimentaria en un año en el que se ha declarado la hambruna en Sudán del Sur y más de 20 millones de personas están a punto de morir de hambre en ese país, Somalia, Nigeria y Yemen.
Esa situación contrasta con el reto de erradicar el hambre al que se comprometió la comunidad internacional en 2015 con la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Aunque las cifras del hambre se difundirán en dos meses, Da Silva adelantó que su nivel ha aumentado a más de 800 millones de personas –frente a los 795 millones que había en 2015– tras años en los que su número se había reducido.
Subrayó que hay 19 países que sufren crisis prolongadas, todos ellos sumidos en la violencia, factores que en muchos casos se combinan con la sequía y otros efectos del cambio climático.
El 60% de las personas que sufren hambre vive en países afectados por el conflicto, apuntó Da Silva, que insistió en que para salvar vidas hace falta “salvar sus medios de vida”.
El funcionario afirmó que el hambre en las zonas rurales de África, Asia o Latinoamérica impacta en otras partes del mundo, como ocurre con la migración, por lo que instó a los países desarrollados a mantener sus contribuciones a la organización para la lucha conjunta contra esa situación.
El administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Achim Steiner, instó a actuar con solidaridad y a no subestimar el cambio climático, y reiteró que la mayoría de los 65 millones de desplazados en el mundo se quedan en los países vecinos y no tanto en Europa.
Steiner vislumbra un futuro sostenible para la agricultura, si se quiere erradicar el hambre y la pobreza.