A 49 días de recibir los Juegos Olímpicos y ponerse bajo los focos del mundo, el estado de Río de Janeiro decretó el “estado de calamidad pública” por una crisis económica que amenaza con colapsar servicios esenciales como la seguridad o la salud.

“La referida crisis viene impidiendo al Estado de Río de Janeiro honrar con sus compromisos para la realización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Río 2016”, señala el decreto del gobernador estatal interino Francisco Dornelles, publicado este viernes en el Diario Oficial estatal.

El texto recuerda que ya comienzan a llegar delegaciones extranjeras a la ciudad para el evento deportivo global de agosto y advierte que “cualquier desestabilización institucional implicará un riesgo a la imagen del país de dificilísima recuperación”.

Según economistas, en la práctica el decreto implica que el gobierno de Río puede adoptar medidas extraordinarias como cortar gastos, definir qué deudas paga y cuáles no, y acudir al gobierno federal en busca recursos.
Las enormes dificultades que atraviesa Río ya se reflejan, por ejemplo, en un aumento de los homicidios y robos en las calles, atrasos salariales, huelgas en centros de estudio y cierres de emergencias en hospitales.

A comienzos de mes, el Instituto Médico Legal, que funciona en el centro de Río, llegó a paralizar temporalmente su servicio de necropsia debido a la imposibilidad de pagar la limpieza.
Este escenario contrasta como el día y la noche con la imagen de pujanza y esplendor que Brasil quería mostrar al mundo cuando en 2007 presentó la candidatura de Río para realizar los primeros Juegos Olímpicos en Sudamérica.
“Que la situación de Río de Janeiro es calamitosa, lo es”, dijo Margarida Gutierrez, economista de la Universidad Federal de Río de Janeiro, a BBC Mundo. “El estado está en total parálisis”.

El impacto
La situación estatal no sólo es atribuida a una caída en la recaudación por la profunda recesión que atraviesa todo Brasil, sino también a la crisis financiera y el colosal escándalo de corrupción en Petrobras, el gigante petrolero cuya sede está en Río.
“Los ingresos del estado se desplomaron debido a Petrobras, la caída del precio del petróleo” y “porque toda esa operación Lava Jato impacta de lleno en las empresas de petróleo”, dijo Gutierrez refiriéndose a las investigaciones de sobornos en la empresa estatal.

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