“Tuvimos un pequeño percance ayer. Nos pusimos a meternos por unas montañas en bicicleta y Cilia tuvo un pequeño percance, una pequeña fisura en el omoplato y le hicieron su tratamiento”, afirmó su esposo Nicolás Maduro en Miraflores. “Miren la fuerza de la mujer que pare la patria”, dijo el hijo adoptivo del comandante, una vez más haciendo gala de su extraordinaria pericia en el lenguaje, de modo de hacer lucir un simple accidente como si fuera una muestra más de esta gloriosa épica revolucionaria en el más superficial de sus actos. Si es que hay que creerle la anécdota, que de falsificaciones e inventos, están hechas todas las epopeyas del desequilibrio que funge de autoridad en esta comarca. Seferino Márquez
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