Nicola Dames necesitó que le extirparan una gran parte de su intestino para animarse a empezar su propio negocio de ropa interior.

Y la empresa partió de la frustración: durante 10 años, debido a la bolsa de colostomía que tenía que cargar constantemente, no podía usar la ropa que le gustaba antes haberse somedito a la operación.

“Siempre veía la bolsa salirse por encima o por debajo de las bragas”, le dijo Dames a la BBC.

“Pero caí en la cuenta de que no era mi culpa, sino la de mi ropa interior”, añadió.

Cansada entonces de la falta de opciones para mujeres con su mismo problema, decidió crear sus propios modelos con un bolsillo para las bolsas de colostomía.

De esta forma nació en 2008 Vanilla Blush, su emprendimiento comercial.

Pero no fue tan fácil: para montar su negocio y ponerlo a funcionar en su cocina tuvo que hipotecar su casa por US$16.000.

Comenzaron con 12 productos para mujeres.

Ahora tienen 200, para hombres y para mujer y no solo de ropa íntima: también vestidos de baño y prendas deportivas.

Además de tener su tienda en Glasgow, muchas de las órdenes le llegan a través del sitio de internet.

Y las cosas andan sobre ruedas: su proyección es vender cerca de US$1,4 millones al año.

“Nosotros hemos recorrido un largo camino”, dijo Dames.

Mientras la historia de Dames es sin lugar a dudas un camino de inspiración, es realmente un caso entre muchos otros de emprendedores alrededor del mundo que han iniciado negocios exitosos después de sufrir graves enfermedades.

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