“Maduro es un necio, es un pobre hombre, es un toripollo, cuerpo de toro y mente de pollo, ¿qué ha hecho en concreto? ¿Cuántos ladrones ha expulsado del gabinete, qué le dijo a los narco sobrinos? ¿Los dejó sin abogados?”, así se expresó el economista Francisco Faraco en una entrevista publicada por Tal Cual.

“Maduro no puede venir a gritar delante un micrófono, tiene que demostrar con hechos, si fuera enemigo de la corrupción tendría que raspar el 95% de su gabinete. El pecador no tiene salvación sin pasar antes por el purgatorio y este es nuestro purgatorio porque fuimos enormemente pecadores. Cuando aquí todos les extendimos las manos a Chávez, viajábamos de aquí allá sabiendo que los boletos eran subsidiados. Yo en Lima vi la peor de las vergüenzas: en el Girón de La Unión en un depósito vi un estante que decía “Se raspan cupos” y todavía hay gente que raspa cupos”, afirmó el economista.

“Este caos es la consecuencia de un gobierno enloquecido como fue el gobierno de Hugo Chávez. Nosotros estamos viviendo ya a nivel de todo el país lo que vivió La Guaira con el deslave. Por aquí pasó una gigantesca ola de recursos financieros que deslavaron la capa vegetal, industrial, agrícola de Venezuela y enriquecieron a unos pocos y nos dejaron ensartados a 32 millones de venezolanos y ahora nos la tenemos que calar”.

-El fenómeno inflacionario -explicó Faraco- que es lo que tiene ahogado al venezolano y lo continuará ahogando es, como dicen los libros, un fenómeno monetario. La inflación es la consecuencia de una enorme cantidad de dinero persiguiendo una cada vez más pequeña cantidad de bienes. Así lo definen los libros de economía 1: mucho dinero persiguiendo pocos bienes y así los bienes suben de precio. ¿Quién crea ese dinero? El Banco Central y ¿contra qué lo crea? Cuando no hay el fenómeno lo crea comprando divisas, oro, o cuando le da redescuentos a la banca, por eso la Constitución venezolana siempre prohibió que el Banco Central le diera préstamos al fisco, financiara políticas fiscales deficitarias, incluso esta Constitución del 99 así lo establece: el BCV no puede financiar políticas fiscales deficitarias y lo que hace el BCV hoy en día es financiar políticas fiscales deficitarias y al TSJ eso le parece maravilloso. Entonces el haber negado la reforma a la ley del BCV que permitía básicamente cerrar ese mecanismo endemoniado, diabólico, cocainómano, de enviciarse en emitir dinero sin ningún respaldo nos daba la posibilidad de que aquí pudiéramos algún día durante este Gobierno recuperar un poco la estabilidad de precios.

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