“Estamos sobreviviendo”, “Es un estrés permanente salir a buscar alimentos”, “Esa ansiedad de no saber qué voy a comer hoy”, “Ahora pagamos más y llevamos menos productos”, “El dinero no te alcanza para cubrir ninguna necesidad básica”, son algunas de las frases que reflejan la realidad del venezolano debatiéndose entre los altos precios, la escasez y el deterioro en la capacidad de compra. Así lo reseña lanacionweb.com / Mariana Contreras

Y es que la angustia y el nerviosismo se convirtieron en su estilo de vida, porque la plata no le alcanza para alimentar, educar ni hacer feliz a su familia; debido a una inflación (con cara de hiperinflación) que se devora el salario mínimo, el cual desde el año 2013 ha sido incrementado en 12 oportunidades, quedando hoy en Bs. 15.051, lo que representa 501 bolívares diarios.

“Con eso no puedes pagar un refresco de dos litros, que te vale 600 bolívares, tampoco puedes desayunar, porque dos empanadas y una malta sobrepasan los 500 bolívares. Eso produce una angustia existencial, porque algo tan básico como un pabellón criollo no está al alcance de todos. Mi compra se concentra en harinas, arroz y pasta, sin poder adquirir carnes, granos, frutas ni vegetales”, dijo Gabriela Colmenares.

Por ello, al preguntar a cualquier persona si se ha deteriorado su calidad vida, apresura a responder con un rotundo sí, porque el Gobierno no solo raciona los alimentos, en el “combo” también van incluidos servicios básicos como la luz y el agua. “Tienes que programarte en función de cuando te toca comprar por el terminal de la cédula, cuando hay agua o luz en tu casa, qué días debes trabajar, en un estrés permanente que va en detrimento de la salud, sector que también está en crisis en el país”, sentenció Amelia Vega.

Según cifras del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas – FVM), el precio de la Canasta Básica Familiar en el mes de marzo llegó a 203 mil 943 con 95 bolívares. Los cálculos suponen que se requieren 17 salarios mínimos (11 mil 577 con 81 bolívares) para poder cubrirla.

“No nos alcanza para comprar todos los productos de la cesta básica, y tampoco se consiguen”, reconoció Gerardo García, quien está pagando alimentos y medicinas con sus tarjetas de crédito. Como él, cientos de venezolanos se están endeudando para paliar la inflación, no están ahorrando, e incluso algunos están usando sus ahorros, pidiendo anticipos de sus prestaciones sociales y/o préstamos en el trabajo.

De manera que el aumento del salario mínimo resulta irrelevante, frente a lo que representa el alto costo de la vida. Analistas económicos aseguran que el país se encuentra sumergido en una espiral de recesión y de inflación, donde los productos están costando muchísimo más y no se consiguen, lo cual te genera angustia e insatisfacción.

De acuerdo con datos extraoficiales del Banco Central de Venezuela, presentados al directorio de esa institución, la variación en el Índice Nacional de Precios (inflación) en el mes de abril se ubicó en 18,7% y la inflación acumulada enero a abril de 2016 en 86,4%, la más alta registrada por esa institución para ese período. Es así como la inflación anualizada (últimos 12 meses, de mayo 2015 a abril de 2016) alcanzó la astronómica cifra de 397,4%.

(foto Jhovan Valdivia)

El hambre en números

La pérdida de la capacidad adquisitiva ha hecho que muchos recurran a empleos informales: Hay ingenieros taxistas, médicos comerciantes, licenciados meseros, estilistas y maquilladores que revenden productos básicos; en fin, profesionales “matando tigritos” en busca de mayores ingresos, porque va a llegar el momento que con los tickets de alimentación solo puedas comprar dos productos.

“Quien iba a creer que el cartón de huevos llegaría a 3 mil bolívares, cuando hace tres años lo comprabas en 200. El alza de los precios es descomunal desde 2013 cuando podías hacer un mercado con 2 mil bolívares, ahora eso no te alcanza ni para comprar un kilo de jamón o queso. A la mayoría no le alcanza el dinero para comprar alimentos, y muchos están comiendo una sola vez al día”, dijo Carolina Pérez.

En efecto, las encuestadoras lo reportaron recientemente: Datos encontró que 90% dice comprar menos alimentos, Venebarómetro estima que 31% asegura comer menos de tres veces al día, y Encovi halló que 15% considera su alimentación monótona o deficiente. Asimismo, según esta ultima encuestadora, 12% come dos o menos veces al día, 40% de lo que comen es maíz, arroz, pastas y grasas, y al 87% no le alcanza el dinero para la comida.

Los datos oficiales sobre alimentación no se publican desde 2013, cuando la crisis económica apenas arrancaba: en ese momento el Instituto Nacional de Estadística reportó que el hambre –medida por consumo de calorías– afectaba a 5% de los venezolanos. Tres años después, los venezolanos están viviendo una emergencia alimentaria, marcada por la escasez, la inflación y la recesión.

(foto Omar Hernandez)Lea más en LA PATILLA

 

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