La celebración se pospuso por unos días. Solo un gol de Argentina sobre el final para empatar (2-2) su juego ante Brasil le dio vida a la albiceleste en el Suramericano sub-20 en el que Venezuela prácticamente amarró uno de los cuatro boletos al Mundial de Corea del Sur al imponerse 3-0 sobre Uruguay.
Para llegar a este punto, la selección nacional dio una gran muestra de carácter sobre los charrúas y sacar la cara tras los incidentes arbitrales en el juego frente a Brasil.
“Con la necesidad, con el orgullo herido, salió lo mejor de nosotros”, dijo Marcos Mathías, quien terminará el campeonato como estratega criollo por la suspensión de Rafael Dudamel.
El combinado patrio demostró que cuando busca los partidos y si el sector ofensivo está con el pie derecho, tiene muchos argumentos para trascender.
“Creo que debemos tratar de mantener esta senda, lógicamente la confianza que despierta estar ganando y generando situaciones de juego te permiten ser un poco más claro en la definición luego”, añadió Mathías.
Para Venezuela, la clasificación una fecha adelantada no estaba en el presupuesto, por lo que el gol a última hora de la albiceleste no quitó ni un gramo de esperanza en el grupo.
“Falta todavía un partido y si se nos daba o no, no estábamos repletos de felicidad. Además tenemos la ilusión de seguir luchando por el torneo”, puntualizó el asistente de Dudamel.
El once criollo solo tiene que dar la puntillada final en un Suramericano en el que ha ido de menos a más y en el que firman un hexagonal final de alto nivel. Solo los errores arbitrales con el penal sobre la hora enfrentando a Colombia y el bochorno de Diego Haro ante Brasil le impide a la Sub-20 tener una posición más cómoda en la tabla y la clasificación ya totalmente amarrada.
“Vamos a luchar hasta el final”, indicó Mathías, quien conoce que solo una catástrofe le quitaría a Venezuela su segundo Mundial de la categoría.
Números para el optimismo
Con siete puntos Venezuela tiene más probabilidades de ser campeón del Suramericano que de quedarse por fuera. En la última fecha, Argentina tendría que vencer a los criollos por cinco goles, la misma cantidad de tantos recibidos por Wuilker Faríñez en los ocho partidos anteriores, y además Brasil debería imponerse sobre Colombia.
Históricamente, alcanzar las unidades que tiene actualmente la Vinotinto es sinónimo de obtener el cuarto puesto y el cupo al Mundial: desde 1997 se juega con hexagonal final y solo en 2011 el último boleto lo tuvo un equipo con más de siete puntos: Ecuador, con ocho, aprovechando que el quinto lugar lo tuvo Chile con solo tres.