El trabajo intenso en el gimnasio. Rutinas demandantes. Pesas, mancuernas, cinta, bicicleta, entre otros ejercicios. El fitness se ganó un lugar indiscutido en los últimos años. Los gimnasios se ven superpoblados. Todo sea por gozar de buena salud y mantener una figura privilegiada. Hasta allí, todo irreprochable. La controversia se presenta inevitable cuando los padres también quieren arrastrar a sus hijos.
Shelly Mielke describe, orgullosa, en su cuenta de Instagram que tiene una familia fitness. Como dueña de un gimnasio especializado en crossfit, incluye en sus rutinas a sus dos hijos pequeños. En distintos videos e imágenes se puede ver cómo su niña de 3 años, Dan, levanta peso y realiza distintos ejercicios de fuerza.
“Yo creo que el video no es verdad. Una criatura tan chica me parece imposible que levante discos de 5 o 10 kilos”, dijo a Infobae Claudia Lescano, licenciada en preparación física y alto rendimiento. Sin embargo, resaltó: “Con los más chicos hay que jugar con el peso de su propio cuerpo. Por ejemplo, hacer lagartijas o lanzar una pelota relativamente pesada. Pequeños desafíos para que se diviertan y ejerciten, pero nunca con sobrecarga”.
Los riesgos de realizar ejercicios de fuerza exigentes en un niño tan pequeño son múltiples. La salud, a corto plazo, puede pasar factura. “El cartílago de crecimiento es muy delicado. Si a un chico le das un peso no acorde a su cuerpo, lo más probable es que se origine un desgarro”, explicó Lescano.
No obstante, los principales peligros para la salud de un chico se presentan a largo plazo: “A medida que los niños crecen, desarrollan el sistema nervioso. Se produce la mielinización de los nervios motores que completa su desarrollo en la madurez sexual y la cual es fundamental para responder en forma adecuada a cualquier estímulo motriz”, detalló la especialista.
Hace algunos meses, la noticia de la niña considerada como “la más fuerte del mundo” provocaba escozor. Elle Hatamiya, de tan sólo 11 años, se convertía en la campeona nacional en prueba de fuerza en la categoría correspondiente a su peso. Con solo 31 kilos, la joven es capaz de levantar 25 en su disciplina.
Elle Hatamiya, con solo 11 años, levanta 25 kilos de peso.
Aunque para llegar a esa marca increíble, Hatamiya se somete a una rutina agotadora. Desde que tiene 7 años, le dedica 23 horas semanales a su entrenamiento personal, lo que equivale a 4 o 5 horas por día de lunes a sábado. En ese momento, Francisco Ozores, preparador físico y campeón fisicoculturista, pese a destacar que la niña tenía “un don”, había asegurado: “A los 11 años levantar peso es un exceso. Podría traer como consecuencia lesiones permanentes y un desgaste articular a largo plazo. A los 20 o 30 años, sus articulaciones serán las de una persona de 40 o 50”.
Otro caso que despertó asombro e indignación casi por igual fue el de Giuliano Stroe que, en 2009 y con solo 5 años, inscribió su nombre en el libro de los Record Guinness como “el niño más fuerte del mundo” después de realizar una prueba de fuerza impactante en vivo en un programa de la televisión italiana.
El niño rumano hoy tiene 12 años, pero incentivado por sus padres no dejó de trabajar su físico. Tiene un cuerpo pequeño, pero con una musculatura desproporcionada. “Es hipertrofia muscular que va acompañada con una alimentación muy específica”, precisó Lescano. Una rutina inadecuada para lograr resultados extraordinarios. Como casi siempre. lo espectacular, por impropio, proporciona peligros potenciales muy grandes.
Aunque la preparadora física se encargó de destacar que los niños también pueden incurrir en actividades para evitar el sedentarismo y promover una infancia saludable: “Hay millones de posibilidades para estimular la fuerza en los más chicos. Casi cualquier actividad, como la natación, implica un esfuerzo para ellos por la resistencia que les ofrece el agua, y eso es sumamente positivo”.