En la actualidad nadie está exento de sufrir los efectos de los gases lacrimógenos, sean manifestantes, vecinos o transeúntes que van pasando al momento en que son usadas para dispersar alguna protesta. Si bien es cierto que resulta complicado manejar un evento de esta magnitud, es más sencillo estar preparado y afrontar de una mejor manera una situación como ésta.

EL UNIVERSAL

El neumonólogo Elio Maita, que trabajó por más de 27 años en el hospital Algodonal de Coche y actualmente se desempeña en el Complejo Social Don Bosco, habló acerca del efecto de las bombas lacrimógenas y la forma de repelerlo en las personas. El doctor Maita señaló que las lesiones producidas por este gas son muy severas, todo depende del tiempo que el individuo inhale el gas tóxico que emite la bomba.

También destacó el hecho del lugar donde caiga la bomba lacrimógenas: “No es lo mismo cuando cae en un lugar abierto a uno cerrado donde el daño puede resultar aún más fuerte e incluso, en algunos casos, si es asmático o hipersensible puede resultar letal”.

En unas declaraciones que ofreció una oportunidad el neumonólogo  José Silva, explicó que “por lo menos, existen cuatro químicos diferentes que se usan en la fabricación de estas bombas. Hay dos químicos que son antiguos y son los más fuertes, mientras que los otros dos son menos tóxicos, pero ambos causan irritación en las mucosas oculares y respiratorias y la gente se siente asfixiada. Básicamente al entrar en contacto con la mucosa, la irritación es inmediata, en 20 a 60 segundos la gente empieza a sentir que le arden los ojos, la garganta y sienten que no pueden respirar”.

Continuando en su explicación, el médico Maita afirmó que “utilizar máscara es la opción más recomendable cuando se está en una marcha. Pero esta situación varía al momento de si la persona padece de enfermedades respiratorias o si resultan ser asmáticos. Sí es este el caso lo más idóneo es cargar encima un broncodilatador que ayude al momento de afrontar una crisis respiratoria”.

Sin embargo, el doctor Maita resalta el hecho que lo más importante, si toca estar en una concentración y esta es repelida con gases lacrimógenos, se utilice pañuelos húmedos, con agua, estos hacen el efecto de bloqueo al tóxico que se esparce en el ambiente y entra a través de las fosas nasales. Además, el galeno señala que la del pañuelo con agua es la manera más segura de evitar que la irritación se propague. Los otros métodos que suelen usarse no son tan efectivos. El  vinagre no dispersa la sensación de irritación y la pasta de dientes, que algunos se ponen como bigotes,  “tiene más un efecto psicológico que realmente diluyente”.

En este punto, también coincide el doctor Silva, quien en aquella oportunidad señaló que “lo del vinagre es una leyenda urbana, entre los activistas se corre eso, pero el vinagre es un ácido débil. Algunos recomiendan usar en la piel antiácidos en líquido. No sé cuál de los dos pueda ser más efectivo, pero lo cierto es que el vinagre en sí mismo puede ser un irritante ocular. Si la gente se va a exponer debe cubrirse. Es decir utilizar anteojos de natación para que selle los ojos y cubrirse con una mascarilla de las que la gente tiene a mano”, apunta.

Incluso los elementos que utilizan al momento de dispersar una manifestación deben mantenerse al día, usar una bomba lacrimógena vencida puede provocar hipersensibilidad y dificultades respiratorias en las personas que fueron afectadas. Todo aquel que asista a concentraciones, deben preparase para no sufrir en exceso de las consecuencias de los gases tóxicos que emiten las bombas lacrimógenas.

Los niños pueden ser víctimas fatales de los gases

Si el efecto de los gases lacrimógenos es tan fuerte que afecta a los adultos, es mucho peor cuando se trata de un niño porque su sistema respiratorio aún no está desarrollado del todo y son más vulnerables a agentes externos de todo tipo. Por su vulnerabilidad, los niños no deberían asistir a manifestaciones ni protestas. Sin embargo, incluso quedándose en su casa, y más si viven en zonas cercanas a los disturbios, pueden ser víctimas de los gases químicos, que son de largo alcance y permanencia.

El pediatra y médico de adolescentes Manuel Lorenzo Fernández, de clínica Salus de Madrid y Caracas, explica que, mientras más pequeño sea el niño, más atención necesita. Lo ideal es sacarlo del lugar, y monitorear sus manifestaciones porque, si se obstruye mucho, hay que ir al médico.
Lo más peligroso es cuando el gas entra directamente al apartamento porque lo dispararon con propulsión. Esto lo hace más tóxico, y se repotencia cuando está en un recinto cerrado como un apartamento.

Las embarazadas deben cuidarse porque, como advierte Fernández, todos los gases  afectan al embrión, “especialmente en el primer trimestre del gestación”. Los gases lacrimógenos traspasan la placenta. Las mascotas también sufren de más. Los perros por su elevado sentido del olfato son más sensibles, sienten antes que los humanos los químicos y desarrollan lagrimeo profuso. Para aliviarlos se les puede colocar aire caliente, como de un secador. También resulta positivo bañar a los animales pues los tóxicos se quedan en el pelaje.

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