Sin importar nacionalidad, género o condición social, todo el mundo, en algún momento de la vida, enfrenta situaciones difíciles de tensión, pérdida, tristeza o coraje. Y todos tenemos la capacidad de decidir cómo respondemos a ellas. Algunos, o quizás muchos de nosotros, tenemos por costumbre reaccionar impulsivamente a los estímulos alrededor. Si nos ofenden; ofendemos, si nos golpean; golpeamos, si nos gritan; gritamos más fuerte.
Pero hay personas que se han dedicado a cultivar otra manera de hacer las cosas. Han ejercitado su capacidad de ser conscientes para distanciarse un poco de los eventos, comprender lo que está ocurriendo, y solo entonces, responder de una manera menos dañina para ellos y para quienes les rodean. El “mindfulness”, práctica respaldada por evidencia científica, busca fomentar este modo de actuar.
“Con ‘mindfulness’ desarrollamos la conciencia humana, que es distinta a la animal, y es también un tesoro, algo muy especial”, destaca el doctor Vicente Simón, psiquiatra y autor de varios libros, entre ellos “Aprender a practicar ‘mindfulness’” y “Vivir con plena atención”.
Simón es uno de los invitados al Simposio Internacional de Neurociencia Cognitiva y Mindfulness, que se llevará a cabo el sábado, 11 de marzo, en el Conservatorio de Música de Puerto Rico. Durante la actividad, ofrecerá las conferencias: “El tesoro de la consciencia” y “La consciencia compasiva”.
“Hay un dicho que me gusta mucho y dice: lo que es consciente del enfado, no se enfada. Quiere decir que hay una parte consciente que no se contamina, no se ensucia con la emoción”, explica el médico.
Opina que ante toda situación podemos reaccionar de manera inteligente, en lugar de dejarnos arrastrar por la emoción del momento, que a veces lleva a decir o hacer cosas de las cuales nos arrepentimos. Pero el “piloto automático” que a menudo nos dirige, obstaculiza la habilidad de guardar distancia para analizar antes de actuar.
“La capacidad de ser conscientes la utilizamos poco, o no lo suficiente”, indica el galeno, en entrevista telefónica desde España.
El simposio de neurociencia, que se celebra por cuarto año consecutivo, también contará con la participación del doctor Paul Fulton, psicólogo y profesor de psicología de la Universidad de Harvard, otro profesional de la salud mental que ha adoptado el “mindfulness” en su práctica terapéutica.
En entrevista telefónica, el médico explica que aunque llevaba muchos años interesado en el tema, sabía que en su gremio no se consideraba algo “correcto”, sino más bien “new age” o “religioso”. Sin embargo, todo cambió cuando los estudios del cerebro en el campo de la neurociencia comenzaron a arrojar evidencia muy persuasiva. El número de artículos científicos se ha disparado en los últimos 15 años y estos señalan que con la práctica consistente de la meditación el cerebro, simplemente, cambia. Aunque meditación y “mindfulness” no son la misma cosa, se relacionan de forma muy íntima.
“Podemos decir que ‘mindfulness’ es aprender a poner la atención en el momento presente usando la curiosidad, sin juicios y con aceptación. La meditación es la forma de fortalecer el ‘mindfulness’. Es como ir al gimnasio para desarrollar músculos con el propósito de moverte más cómodo por el mundo”, explica Fulton, cuyas conferencias se titulan “Mindfulness as Advanced Training for the Helping Professional” y “Suffering: What is It? How Do We Understand it? What Do We do About It?”.
Mauricio Conejo, organizador del simposio y doctor en neurociencia, resalta que gracias a herramientas como las neuroimágenes y los CT Scan, entre otras, hoy se sabe que cuando una persona medita se activa el área prefrontal del cerebro, donde residen las facultades ejecutivas superiores. Estas funciones incluyen la toma de decisiones, la flexibilidad cognitiva, el lenguaje, la memoria, el aprendizaje y otras, que nos diferencian de los animales.
Cuando el área prefrontal se fortalece, sirve de amortiguador para las reacciones inmediatas que surgen en la región del sistema límbico (hipotálamo, hipocampo, amígdala), que tiene que ver con la manifestación de los instintos humanos más primitivos tales como el hambre, el miedo, el placer y la agresividad.
Esto no significa que las personas que meditan dejan de sentir o se convierten en computadoras que calculan hasta la más mínima de las respuestas. Conejo también descarta que el “mindfulness” y la meditación tengan el efecto de volver a las personas conformistas o pasivas.
“La evidencia científica apunta a todo contrario. La persona que practica ‘minfulness’ está más atenta a lo que surge en el momento presente. Puede manejar su vida de acuerdo a cualidades distintas a la competitividad, la avaricia, el saboteo. Empiezan a emerger otras cualidades tales como ecuanimidad, empatía y cooperación. Empiezan a vivir con otros paradigmas”, sostiene.
Simón, por su parte, señala que la compasión también es una emoción muy presente en la práctica de ‘mindfulness’. Aunque para algunas personas ser compasivo puede ser sinónimo de debilidad, Simón resalta que mirar a las cosas y a la gente con esa óptica de ternura es beneficioso. “La mirada compasiva se refiere a mirar a las personas no como que te quieren quitar algo o hacer algo malo. Uno ha de defenderse, no se trata de aceptar violencia, pero siempre resulta mejor procurar hacer bien al otro que ofender. Luego está el aspecto de la autocompasión, de ser gentil con uno mismo. Y es algo que hoy está muy carente. La gente no se trata bien. Hay mucha autocrítica y es malo para el rendimiento”, comparte Simón. El médico exhorta, en vez, a hablarnos y tratarnos a nosotros mismos de la misma forma que lo haríamos con un buen amigo cuando tiene un problema.
Para participar del simposio no se requiere experiencia profesional. Es un foro abierto a todo el público, aunque los profesionales de la psicología, psiquiatría, trabajo social y otras profesiones relacionadas suelen demostrar un interés particular en estos temas.
“Curiosamente, se han inscrito muchos abogados que, por la naturaleza de su trabajo, quieren una herramienta que les ayude a lidiar con el estrés de la profesión. También adultos mayores, retirados, que están enfrentando cambios físicos relacionados a la edad y desean manejarlos. Al final, todos están buscando lo mismo: mejor calidad de vida”, destaca Conejo.