En una carpeta que agrupa protectores de plástico, se encuentran conservados los dibujos que el artista visual Fausto Amundarain realizó durante su infancia. Tras haber sido guardados hasta ahora en los baúles familiares, estos papeles que el niño artista rayó con creyones y lápices se convirtieron en la inspiración de las obras que, ya adulto, Amundarain realizó 20 años más tarde.
Sus piezas serán exhibidas a partir de este sábado en la Sala Lateral del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (Maczul), en el marco de su exposición individual titulada Desgaste sobreestimulado.

La muestra cuenta con la curaduría de Gabriel Guevara y se encuentra integrada por treinta piezas, entre pinturas y obras en técnica mixta, en las que el artista redimensiona y reinterpreta los trazos de su infancia, al tiempo que los confronta con soportes que revelan el paso del tiempo. Para esto se vale de un lenguaje visual que evoca a las caricaturas de Liechtenstein, y la feminidad y proceso del comic erótico de los años 60.

“Me interesa el tema del desgaste que produce el tiempo sobre las cosas. Sus rastros. El deterioro me parece algo hermoso y lo que hago es enfrentarlo con estas líneas que parecen muy limpias, muy técnicas, pero que vienen de mis primeros dibujos”, explica Amundarain.
Inocencia e intensionalidad, diversión y empleo, lápiz de color y pinturas en acrílico, papel bond y periódicos. En su obra, “la idea se sostiene a partir del contraste”.

En las piezas, Amundarain desarrolla posturas en torno a la memoria, que parten de un recorrido emprendido por él a través de su propia historia y del reconocimiento de sí mismo como individuo y como creador. “Veo estos dibujos, que fueron hechos desde el juego y la inocencia, y no puedo recordar cuándo los hice exactamente. Sin embargo, cuando me encontré con ellos me gustaron muchísimo y supe que podrían servirme para algo. Yo hoy no puedo pintar de esa manera, con esa libertad, sin pensar en la técnica, pero sé que algo de eso que pinté todavía está, espero, en alguna parte de mí”.

De acuerdo con este creador, “el papel que es el principal elemento de la obra, me permite tratar estos temas. El papel es una metáfora de las personas. El papel envejece, cambia”.

Además, en algunas de sus piezas Amundarain utiliza también fragmentos de metal pulido, que son incluidos en el soporte a modo de collage. Esto genera “destellos luminosos que cambian desde el lugar en el que sean mirados”. Destellos, al fin, parecidos al recuerdo.
La exposición podrá ser visitada por el público hasta el próximo 28 de agosto.

EL UNIVERSAL 

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