No están escondidas. Vale pasear por calles en la ciudad de Doral o de Weston para encontrar a plena vista empresas que surgieron en las principales ciudades de Venezuela o cuyos nombres al menos invitan a añorar la nación de Simón Bolívar.

EL NUEVO HERALD

Con la creciente migración de venezolanos, el sur de la Florida ha sufrido una transformación durante la última década para convertirse en una especie de sucursal del país suramericano, como también lo ha sido para otras naciones de Latinoamérica.

El fenónemo surge como consecuencia de las diversas medidas económicas aplicadas por el gobierno chavista y que han convertido a las empresas privadas en Venezuela en una especie de barco en medio de una tormenta a punto de naufragar, ya sea por el auge de expropiaciones o invasiones, la dificultad de exportar materia prima y hasta el control de cambios aplicado desde el 2003.

Aunque los restaurantes son los más notorios, en realidad todo tipo de compañías venezolanas ha logrado conseguir un nicho en la zona para mover su negocio o expandirlo. Este es el caso de la farmacia Locatel, de la tienda de construcción Prosein y hasta de la funeraria Valles.

Tras trabajar toda su vida en el negocio familiar que ya tiene más de 50 años y varias funerarias en Venezuela, Plutarco Valles, el hijo mayor de la pareja fundadora de Valles, decidió hace seis años venirse a Miami y abrir una sucursal de la empresa familiar. “La situación de inseguridad me llevaron a mí a lo que los venezolanos le dicen el plan B”, dijo el comerciante en una entrevista con el Nuevo Herald.

Valles contó que los primeros tres años en el sur de la Florida fueron difíciles para adecuarse a los estatutos del estado y para entenderse con la competencia del mercado funerario.

Pese a los obstáculos iniciales, la funeraria Valles poco a poco se ha ido posicionando en la ciudad. La comunidad venezolana ha acudido al identificar la marca, siempre y cuando —reconoce— se le dé el servicio “como la Valles de Venezuela”. Pero lo que más sorprende a Valles es la receptividad que ha tenido de otras comunidades latinas.

“En Estados Unidos el negocio se ha vuelto muy comercial. Se trata a la gente como si estuviera en un supermercado: esto vale $2,000, tiene que pagar aquí y pase por la caja. Se ha perdido la calidad”, criticó Valles, quien en Venezuela también ocupó cargos como director nacional de Fedecámaras y de Consecomercio.

Calidad y calor humano son los secretos de la funeraria, según Plutarco Valles. “Nuestra filosofía principal es que la gente se sienta en un hogar, que puede compartir con sus familiares sin tener el peso encima de que está en una funeraria”.

De acuerdo con la presidenta de la Cámara de Comercio Venezolana Americana, Adriana Kostencki, abrir sucursales de empresas venezolanas se ha convertido en uno de los métodos más comunes utilizados por los empresarios para inmigrar legalmente a EEUU.

Sin embargo, no todos quieren seguir en la mismo sector. Kostencki, quien también es abogada de inmigración, destacó que algunos empresarios han aprovechado la inmigración para reinventarse y emprender proyectos que a veces no tienen nada que ver con la compañías que desarrollaban en su país natal.

Este es el caso de Noel Epelboim, ingeniero civil de Caracas. En Venezuela, fundó una empresa, Constructora Arquímedes, que durante dos décadas llegó a construir cerca de 50 proyectos inmobiliarios en la capital venezolana, en su mayoría viviendas de lujo.

Con los cambios políticos del 2001, Epelboim tomó la decisión de empezar a abrirse caminos en EEUU, donde había hecho su postgrado, e invirtió en la construcción de un centro comercial en Parkland (Broward). “En el año 2002, la coyuntura política se fue complicando y ante una oferta que me hicieron, decidí venirme”, dijo.

Tras la crisis financiera del 2008, le tocó reinventarse. Luego de hacer trabajos de contratista, Epelboim se inició en el desarrollo de proyectos financiados con el programa migratorio EB-5, el cual permite a un extranjero obtener estadía legal en EEUU tras invertir al menos $500,000 en un proyecto que genere al menos 10 puestos de trabajo.

Ahora con su empresa propia, Epelboim Development Group, se dedica principalmente al desarrollo de hoteles. Aunque para los inexpertos, desarrollar hoteles y viviendas u oficinas puede parecer muy similar, Epelboim asegura que son completamente diferentes pues implica además el manejo de la empresa por un período de tiempo.

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