Tener un registro de uno de los momentos más importantes en la vida de una pareja, ha dado forma a toda una organización de profesionales que ofrecen fotos de alta calidad, y que aseguran no romper la intimidad del momento

 

 

Bodas, bautizos y comuniones son las ocasiones en la vida de muchas familias que se inmortalizan a través de la lente de un fotógrafo profesional, pero en Holanda y Bélgica ahora se suma un cuarto momento: el del parto.

Si antes lo más habitual era ver a algún familiar afanándose con la cámara al pie de la cama del hospital, con mejor intención que técnica fotográfica, muchos padres empiezan a recurrir ahora a los servicios de un profesional, hasta el punto de que ha nacido una asociación para determinar las pautas de trabajo.

“Queremos que haya un alto nivel en cuanto a la calidad de imagen y profesionalidad. Los nuevos miembros tienen que entender y cumplir nuestros códigos éticos”, explica Marijke Thoen, cofundadora de esta asociación, llamada geboortefotografen.

La organización, que ha firmado acuerdos de colaboración con múltiples hospitales belgas y holandeses, ofrece servicios de fotografía durante todo el proceso del parto, siempre que los médicos den el visto bueno.

Thoen dice que se negocia con los hospitales restringir la entrada de fotógrafos y solo permitir el acceso a los miembros de la asociación profesional a la que ella pertenece.

Esta asociación, recién creada, cuenta ya con veinte miembros profesionales y solo abrirá espacio para nuevos ingresos dos veces al año. Los fotógrafos que quieran unirse a ella deben cumplir unos requisitos muy estrictos para “garantizar la seguridad y la privacidad de todos los involucrados, como los padres, el bebé y los cuidadores”, indica Thoen.

“La privacidad es una de nuestras prioridades”, asegura y añade que es “importante” para la asociación que en las fotografías tomadas el personal sanitario no sea reconocible, a no ser que lo permita por escrito.

Por ello, algunas de las cuestiones básicas que la asociación marca a sus fotógrafos es el lugar a ocupar en la sala de partos o de cirugía y su comportamiento durante las sesiones.

Además, cuando los padres contratan los servicios, tanto directamente con la asociación como a través del hospital, es necesaria una entrevista introductoria entre el fotógrafo y los progenitores.

Durante esa conversación, se aborda la privacidad de los protagonistas y de los cuidadores, el tipo de fotografías que exigen los padres y los límites. “En el momento del parto, intentamos hacer nuestro trabajo de manera tranquila, con integridad y siendo plenamente conscientes de la sensibilidad de la situación”, subraya Thoen.

La regla primordial es “no molestar” al personal médico, así como seguir sus indicaciones y órdenes en todo momento.

La asociación no establece un precio determinado para estas fotografías, sino que cada profesional trabaja por su cuenta.

EMOL

 

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