¿Quién va a pagar las consecuencias desastrosas del fracaso económico, de la violación de principios éticos y morales, y lo peor de la violación de los derechos humanos en Venezuela?
Independientemente de la responsabilidad de Nicolás Maduro para cambiar el modelo económico y financiero sobre el cual descansó el capitalismo de Estado en el que derivó la retórica socialista porque no tiene otra vía para intentar mantener el poder, lo cierto es que tendremos cada día menos democracia a la luz de sus anuncios de crear un nuevo sistema de gobierno popular. La experiencia histórica nos indica que cada vez que su mentor anunciaba esos cambios más estructuras políticas cerradas se creaban en detrimento de valores constitucionales como la pluralidad y la descentralización.
La posibilidad de que los ricos sigan haciendo más dinero es visible en el panorama, son los que tienen el capital y el Knowhow para hacer más dinero.
Que los secuaces del régimen creyeron que el capitalismo estaba desapareciendo y que la lógica del mismo iba a desaparecer con la retórica de un Socialismo del Siglo XXI sin doctrina ni conceptos auténticos, esto no es sino una colcha de retazos ideológicos improductivos que solo sirvió para destrozar la Republica Democrática de Venezuela.
Que el sector privado de Fedecamaras, Consecomercio pidan un cambio en la política y apoyo al sector productivo nacional, no significa que se estén desdiciendo de la Carta de Mérida de Fedecamaras de 1963 donde el empresariado venezolano se comprometía por encima de sus intereses a luchar por la estabilidad democrática y al Estado a que diseñará una política de desarrollo nacional.
El verdadero empresariado venezolano hizo empresas, industria, fábricas, creo Escuela de Emprendedores, fueron claros en los principios de la responsabilidad social. Que el Socialismo del Siglo XXI se valió de seudo empresarios de maletín, de elementos del sector financiero para crear fortunas, quebrar empresas productivas y someter al pueblo con una estrategia económica improductiva e ideologizada es otra cosa.
Venezuela tiene que cambiar los representantes del gobierno, del Psuv, estos tienen que responder ante la justicia todo lo que robaron y destrozaron por más que hoy día quieran salvarse algunos cómo ratas, o por el miedo de la Piazza de Milano en 1945 al terminar la guerra para Mussolini.
En definitiva, se equivoca Maduro si cree que va a comprar a los venezolanos solamente haciendo unos cuantos cambios -a los que igual debe dar paso de forma irremediable- en materia cambiaria. El país demanda, en todo caso, un profundo cambio del modelo: que se abra nuestra economía a la competencia con las otras del mundo, pero que además se ponga a funcionar la Ley y se recompongan las instituciones del Estado.
Para tener una nación próspera y democrática se necesita crecimiento económico, pero también se precisa justicia social y respeto a la pluralidad política. Veámonos en el crudo espejo de la sociedad china de hoy y la conjunción que allí se da entre una economía liberal y un férreo y criminal control político sobre su sociedad.