Eran las 3:00 am cuando Gonzalo Vélasquez, conductor de un camión que distribuía harina y leche hacia el occidente del país, escuchó una detonación. Una de las llantas traseras del vehículo se espichó. Tenía miedo de pararse porque ha escuchado cantidad de historias de asaltos en esa vía después de la medianoche. No tenía otra opción. Detuvo la unidad y se bajó para cambiar el caucho.
Mientras él manipulaba la llave de cruz para sacar el caucho averiado salieron cinco hombres con armas largas del matorral, lo apuntaron. Le dijeron: “Quédate quieto y termina lo que estás haciendo”. Cuando colocó la llanta nueva se lo llevaron hacia la zona industrial de Paracotos. Allí no había luz, las calles estaban solitarias y sin vigilancia policial. El sitio reunió las condiciones adecuadas para descargar la mercancía y luego subirla en unos camiones 350 que los esperaban en el lugar. Los delincuentes se llevaron la carga y dejaron el transporte abandonado en ese sitio, donde también hay fallas de cobertura telefónica.
Hace pocos días, frente al parador turístico Maitana, ubicado en esa misma carretera, cuatro hombres armados que vestían ropa oscura y gorras interceptaron a Leoncio Crespo. Le dieron un cachazo y se llevaron su camión de verduras. Antes de marcharse los delincuentes le dijeron: “Busca tu carro en el Mercado de Coche”.
Estos relatos son una muestra de la larga lista de casos de robos de camiones de alimentos que se registran en la Autopista Regional del Centro.
“Desde finales de 2015 ha habido un repunte de robos de mercancía de carga pesada. Los artículos de primera necesidad que son sustraídos losvenden a precio de bachaqueo en los mercados populares, en las comunidades de Valles del Tuy, Paracotos, La Victoria y en las cárceles de Tocorón y Tocuyito. Hasta noviembre del año pasado se reportaba un robo semanal. Ahora denuncian hasta tres en el tramo comprendido entre el túnel Los Ocumitos hasta La Victoria”, indicó una fuente del Cicpc.
Como ahora la comida se ha convertido en un objeto de valor los piratas de carretera han cobrado protagonismo: las vías expresas son el escenario perfecto para interceptar a los choferes y apropiarse de la mercancía que es vendida con sobreprecio.
“Les resulta más rentable y menos riesgoso que secuestrar una persona o robar una tienda”, dijo la fuente. La frecuencia de este tipo de hechos ha obligado a varias empresas de alimentos a invertir en escoltas que custodian en caravana el traslado de los productos desde que salen de las compañías hasta los supermercados. Entre Hoyo de la Puerta y La Victoria operan 4 grupos delictivos integrados por más de 20 hombres que se dedican a este negocio. La policía científica tiene detectadas dos bandas. Una de ellas es la del Jaimito que opera en el sector Las Brisas de Charallave, cuyos integrantes se ubican en diversos puntos de la vía y se comunican por radiotransmisores para interceptar a las víctimas.
Ellos están bien organizados y delegan funciones: un grupo intercepta, mientras que otros movilizan camiones para cargarlos en zonas desoladas y de poca iluminación. También hay otra agrupación, apodada Los Piratas, y de acuerdo con los cuerpos de seguridad está integrada por 15 hombres armados que atacan vehículos de carga pesada y buses.
A los expresos también los tienen marcados para robarles los cauchos y las baterías de las unidades y luego negociarlas a los comerciantes que venden repuestos y llantas.
“Se montan dos hombres como pasajeros y cuando la unidad toma la ARC violentan una puerta de acceso a la cabina directa donde va el chofer y el ayudante, y los interceptan. Les ordenan que se trasladen a un paraje solitario y allí roban maletas, desvalijan el vehículo y además desnudan a los pasajeros”, explicó Héctor Contreras, conductor de Expresos Los Llanos.
Remanente del Picure. Hacia la región llanera integrantes de la banda del Picure, liderados por un hombre apodado el Niño, mantienen azotados a los conductores de transporte pesado que circulan entre la población de Villa de Cura, estado Aragua, y San Fernando de Apure.
Luis Salazar, defensor del Comité de Usuarios de Transporte Público, indica que usan motos para bloquear el paso de los vehículos que llevan alimentos. Cuando someten a los conductores los obligan a desviarse hacia las zonas donde hay sembradíos de arroz, que son de difícil penetración y allí la cobertura telefónica tiene fallas. Es difícil rastrear las unidades. También usan miguelitos, que son lanzados en la vía Dos Caminos para accidentar las unidades.
“Hace un mes este grupo delictivo secuestró un expreso que viajaba desde San Fernando de Apure y se dirigía a Amazonas. Lo introdujeron a una zona boscosa. No conforme con robar a choferes y pasajeros violaron a una joven sargento de la Armada”, contó Salazar.
Pese a que el eje San Fernando de Apure-Puerto Páez es una zona controlada por el Ejército, explicó Salazar, en ese tramo opera una organización integrada por 20 hombres de nacionalidad colombiana que asalta unidades de transporte que parten del terminal de San Fernando. Conocen sus rutas y horas de salida. También manejan datos de los transportistas de carga pesada que circulan por la zona para atacarlos, bajo la mirada cómplice de los funcionarios castrenses.
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