Si algo ha caracterizado a la dictadura chavista aun desde su etapa embrionaria, han sido las promesas. El Comandante Galáctico, desde su campaña electoral de 1998, prometía hacer de Venezuela un país próspero. “Alcanzaremos Independencia económica, independencia alimentaria, independencia energética, seremos una potencia mundial”, decía. Los aplausos de sus secuaces y sus robots animatrónicos presentes en sus Aló Presidente y cadenas celebraban esas promesas. Promesas no faltaban.

Algunos años después, en sus frecuentes alocuciones anunció que gracias a su revolución bolivariana y a su socialismo del siglo XXI el país por fin había alcanzado independencia económica, alimentaria y energética. Los aplausos de los autómatas y acólitos –hoy lo sabemos, cómplices en realidad- así testimoniaban la ruptura de las “cadenas de la dependencia” en la que la democracia había sumido al país. El chavismo rescató a Venezuela de las garras del imperialismo.

El Galáctico enfermó mortalmente y gastó en su última campaña electoral de 2012 todos los recursos que le quedaban al Estado, y comprometió la economía nacional y el Erario Público apelando hasta a lo que no tenía para financiar la campaña más difícil de su vida. Ganó en extrañas circunstancias para morir unos meses más tarde, no sin antes designar al agente cubano nacido en Cúcuta (o en 5 lugares distintos de Venezuela a la vez, de acuerdo a las declaraciones del oficialismo) como su sucesor en la Presidencia de la República.

El chofer y agente del G-2 cubano ungido por el Centauro de Sabaneta ganó fraudulentamente las elecciones de 2013. Heredó así, también, una economía herida mortalmente en virtud de las políticas de su predecesor y de la raspada de olla de su último esfuerzo electoral. Pero debido a su incapacidad, a su deplorable preparación e intelecto y sobre todo, a su formación ideológica dogmática socialista del jurásico y a la galopante corrupción chavista, el nuevo Presidente, lejos de rescatar la economía, terminó de hundirla con políticas comunistas agravadas con la profunda corrupción que caracteriza a la era bolivariana.

“Cívico-militar, el pueblo con la Fuerza Armada hombro con hombro haciendo patria”. El Plan Bolívar 2000 comenzó a definir la realidad de esa alianza. Soldados rasos vendiendo papas y yuca a los civiles y haciendo sancochos populares, mientras los oficiales se enriquecían con un alto porcentaje de los recursos.

“¡Exprópiese! Esto es socialismoooooo” eran palabras que salían de los labios del resentido muchachote ignorante de Barinas a medida que desmontaba la estructura económica de lo que una vez fue un gran país. De 18 centrales azucareras que encontró en 1999, expropió 14 que hoy no producen sino dolor. Miles de empresas fueron expropiadas para terminar paralizadas. 7 millones de hectáreas en las que hoy solamente reina la maleza fueron expropiadas en el sector agrícola para quedar improductivas.

Ese arrase del aparato productivo, unido a la destrucción de PDVSA y demás empresas del Estado y a la más formidable corrupción y saqueo sistemático y exhaustivo del país, condujo al actual cataclismo económico signado por escasez, desabastecimiento y colas enormes para adquirir los escasos productos disponibles.

En ese escenario de ruina económica, con un “Presidente” que tiene 90% de rechazo popular precariamente asido al poder, Cuba designa a su otro agente en una suerte de Gobernador Militar utilizando un parapeto llamado Gran Misión Abastecimiento Seguro y Soberano, otorgándole poderes que lo colocan por encima de la Presidencia de la República.

El general Vladimir Padrino López es el Gobernador Militar designado por La Habana al frente de ese parapeto para salvaguardar sus intereses y mantener su dominio sobre los recursos de la colonia. Un hombre que ha manifestado públicamente su compromiso con el castrismo, su condición de socialista y de chavista (justamente cuando el chavismo ha alcanzado máximo desprestigio mundial).

Padrino anunció un nuevo sistema distributivo (socialista) cívico militar que tendrá a la FANB a la cabeza (tan nuevo y cívico-militar como lo fue el Plan Bolívar 2000 o como lo ha sido la administración de prácticamente todas las empresas estatales fracasadas y organismos del Ejecutivo). Además, prometió “romper las cadenas de la dependencia”, es decir, independencia económica y alimentaria. Hay que admitir que no dijo nada de hacer de Venezuela una Potencia Mundial.

Independientemente de que la conducción de una economía y su sistema de distribución es una materia compleja que requiere de científicos de alto nivel especializados en el tema y no militares formados para algo muy distinto como lo es la defensa armada de la soberanía, no existe país exitoso en el orbe cuya economía haya prosperado con uniformados de verde oliva fusil en mano repartiendo comida y planazos.

Pero lo más risible de los anuncios del General representante de Cuba son las promesas. Aunque el chavismo es un viaje al pasado, sus líderes siempre hablan en futuro: haremos, tendremos, implementaremos, lograremos, construiremos. Y no son promesas tontas. Generalmente son promesas de factura formidable: ferrocarriles transcontinentales, bases espaciales, salvación del planeta, equilibrio universal…

Padrino prometió, como ya se dijo, romper las cadenas de la dependencia. La verdad, sorprende, pues ya el Comandante Supremo nos había anunciado años atrás que alcanzamos independencia económica, energética y alimentaria. Durante una década el chavismo nos anunciaba en su propaganda que nos había dado patria e independencia en todas esas áreas, ¡y ahora viene este General a decirnos que nos estaban mintiendo y que es él el que nos va a independizar! Además, si lo hace admitiendo que su amado líder fracasó en la consecución de esa independencia, hay que concluir que se siente en capacidad de tener éxito en donde el genio supuestamente infalible de Sabaneta fracasó.

También declaró acerca de las ventajas del socialismo sobre el capitalismo, soslayando, claro está, que jamás país alguno que haya adoptado el socialismo ha prosperado, que todos los ensayos socialistas de la historia han fracasado. Cuando China y hasta Cuba abandonan el socialismo, el general Padrino lo descubre y con carácter de panacea.

Lo cierto es que el General nos hace nuevas promesas que no son tan nuevas. En realidad, viejas promesas de nuevo, renovadas. Las mismas promesas que hacía el Héroe del Museo Histórico Militar y que luego repitiera su “hijo” Nicolás, las hace ahora Padrino López. ¿Será que nos va a pedir una segunda oportunidad, 18 años más para por fin cumplirlas?
Leonardo Silva Beauregard
@LeoSilvaBe

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