Ana Medina, una joven de 21 años, denunció ante la policía que era víctima de agresiones por parte de su marido en más de una oportunidad, pero de nada sirvió.

En la madrugada del 20 de junio, mientras dormía, su marido la roció de gasolina y le prendió fuego.

Las quemaduras alcanzaron el 70% de su cuerpo y tuvo que ser internada de emergencia en un hospital de Santa Cruz, al este de Bolivia.

A pesar de los esfuerzos médicos, el fin de semana falleció producto de las infecciones que le provocaron sus heridas.

El hombre fue detenido y se encuentra en un penal de Santa Cruz.

“Su esposo le prendió fuego mientras dormía. Lo que le hicieron a Ana no tiene nombre, pero lamentablemente parece que es algo de todos los días”, señala Fortunata Medina, familiar de la víctima y representante del Concejo Nacional Afroboliviano (Conafro) a BBC Mundo.

Tanto es así que, durante la marcha de repudio al feminicidio de Ana organizado el lunes, fue hallado el cuerpo de una profesora asesinada por su pareja apenas a unos kilómetros de allí.

“Es un caso tras otro”, se lamenta Fortunata Medina.

El caso de Ana

En las últimas dos semanas, el Concejo Afroboliviano organizó ferias, vendió alimentos y tocó las puertas de autoridades locales y nacionales buscando ayuda para Ana Medina.

Mientras la joven luchaba por su vida en un hospital, sus compañeras del movimiento de afrodescendientes de Bolivia intentaban asegurar que no le falten medicinas y cuidados.

Después del desenlace fatal, Conafro anunció que seguirá realizando actividades como la marcha que se realizó el lunes en el centro de Santa Cruz, una de las dos ciudades más grandes de Bolivia.

“Si Ana hubiera tenido donde ir, no le habría pasado aquello. Como no tenía otra opción, tuvo que volver con su pareja después de denunciarlo”, explica Fortunata Medina.

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