Como una situación crónica, que se agudiza después de cada promesa incumplida, describen los médicos del Hospital J.M. de los Ríos la crisis que enfrenta la institución; un centro de referencia nacional en pediatría, que en sus mejores momentos (2007) llegó a practicar 400 intervenciones solo en el servicio de Cirugía. Número que el mes pasado descendió a 169 entre los 19 servicios del hospital, según lo dio a conocer Earle Siso, director de Salud del Distrito Capital.

El balance ofrecido por el directo del despacho regional de Salud contrasta con las cifras aportadas por Alejandro Ferrer, portavoz de la sociedad médica, y sus colegas quienes manifestaron que la institución apenas completa 40 cirugías mensuales. El cuerpo de galenos pasó de tener 16 planes quirúrgicos semanales a solo uno, lo que ha mermado el rendimiento del centro.

Con pancartas, consignas y mensajes que se convierten en sentencia de la crisis humanitaria, médicos, enfermeras y familiares se concentraron en la entrada del hospital para denunciar la coyuntura que ha paralizado en 95% el servicio de Rayos X, que priva a 25 pequeños de sus tratamientos de quimioterapia y que mantiene solo dos de los 9 quirófanos activos. Allí 5.000 pequeños permanecen a la espera de una intervención.

Los estudios de imagenología están suspendidos.  Los médicos aseguran que deben solicitar ayuda a otras instituciones para trasladar a los pacientes en estado crítico, pues no cuentan con ambulancia. Belén Arteaga, jefa del servicio de Nefrología, indicó que desde noviembre del año pasado están suspendidos los trasplantes renales.

Los representantes manifiestan su angustia por la escasez de alimentos y fórmulas lácteas para niños con VIH y otras patologías. “No tenemos insulina”, “Basta de muerte”, “Queremos soluciones ya”, pedían los afectados en pancartas.

“Cuando el paciente muere, somos nosotros quienes damos la cara”, dijo la enfermera Johana Oviedo.  Hoy las instalaciones de la torre de consultas amanecieron sin energía eléctrica, por lo que los representantes debieron subir a oscuras. “Si el Gobierno quiere al país como lo dice, entonces debe empezar por querer a los hospitales y servicios de salud”, enfatizó Oviedo, enfermera de la institución.

El director de Salud de D.C., Earle Siso, quien acudió al lugar de la protesta, asumió públicamente la responsabilidad de algunas fallas. “No estamos aquí para disfrazar la situación, sino para asumir los problemas de la institución”, sostuvo.

De 30 anestesiólogos que tenía, sólo cinco permanecen en la institución.  “Faltan equipos de buena calidad y muchos están dañados”, manifestó el gremio.

Siso se comprometió a dar una respuesta a la brevedad posible y planteó un plazo de 48 horas. En torno a la ayuda humanitaria, aseguró que aceptarla lleva implícito algunos intereses y requerimientos de los países cooperantes. “Espero que esta misma semana se repongan los insumos”, dijo. Siso atribuyó la coyuntura a una crisis económica y rechazó que el país atraviese una crisis humanitaria como lo declaró en enero la Asamblea Nacional.

Jhonatan Cedeño, jefe del servicio de Radiología indicó que pasaron de atender a 120 pacientes solo en el turno de la mañana a 40 en toda una semana. “No hay tomógrafo ni resonador”.

Lisbeth Aurenty, de la Comisión de Infecciones, aseguró que 80% de los pacientes adquieren infecciones intrahospitalarias. Yamila Battaglini, miembro de la sociedad médica, describió la situación como crónica y aguda.

EL UNIVERSAL

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