“Una infelicidad no es nunca maravillosa. Es un fango helado, un lodo negro, una escara de dolor que nos obliga a hacer una elección: someternos o superarlo. La resiliencia define el resorte de aquellos que, luego de recibir el golpe, pudieron superarlo”. Boris Cyrulnik

Desde que conocí el concepto de resiliencia quedé identificada con él. Quien no esté familiarizado con este término, este se define como “la capacidad de sobreponerse al dolor emocional y a situaciones adversas extremas, saliendo fortalecido de las mismas”.

Uno de los autores que aborda este interesante concepto de una manera profunda se llama Boris Cyrulnik. De niño, Cyrulnik sufrió la muerte de sus padres en un campo de concentración del que él mismo logró huir a la edad de seis años. Él cuenta también que estudio psiquiatría “para explorar la mente humana y darle sentido a lo incomprensible”, un poco llevado por sus propias experiencias de vida.

Lo que más destaca este psiquiatra es que el vivir una infancia feliz no garantiza una vida adulta feliz, ni una infancia desgraciada nos condena de por vida a la infelicidad.

Cuando a nuestros hijos les creamos dependencias afectivas criándolos en ambientes muy protegidos les estamos imposibilitando a que desarrollen estas habilidades y sus propios recursos para superar las desavenencias. Así que, cuando viene una situación difícil que requiera que ellos hagan uso de sus propios recursos internos para sobrellevarla, les será bastante complicado salir airosos.

En uno de sus libros, “El amor que nos cura”, Cyrulnik cuenta que el amor puede reconstruir y transformar cualquier circunstancia por muy traumática que sea. Las heridas causadas por estas se pueden remediar dando a esas personas seguridad afectiva. Con esto la persona encontrará el significado de lo que le pasó y lo transformará en bien para sí mismo, lo llevará a un crecimiento personal que le permitirá encontrar balance interno y paz.

Aunque nos suene poético, es el amor que damos lo que construye lazos que nos fortalecen como seres humanos. Si estás al lado de alguien así o si tú mismo brindas esa conexión amorosa podrás considerarte un maestro de resiliencia.

Si quieres ayudarte o inspirar a alguien a practicar este concepto toma en cuenta lo siguiente:

Tener un pensamiento flexible, todo cambia.

Tomar cada reto o circunstancia adversa como una oportunidad de aprendizaje.

La inteligencia emocional es otra característica que puedes desarrollar para salir airoso de cualquier situación que se te presente en la vida.

Siempre podrás encontrar tu fortaleza interna. Te animo a que detengas tu paso por un segundo, respires y que dejes que ese amor que todos tenemos en nuestro interior se haga cargo de buscar la solución, ayudándote a su vez a ser más resiliente.

Jennifer Fulop

Comentarios de Facebook

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here