Saludos apreciados lectores. Si usted me está leyendo rodeado de montaña, rodeado de playa, rodeado de paisajes distintos al de SU OFICINA o SU CASA comprende perfectamente a qué me refiero con el título de este artículo. Vamos a partir de una noble premisa, ninguno de nosotros estuvo de acuerdo con tomarnos los días laborables de la Semana Santa, el país atraviesa una situación difícil y requiere de nuestro esfuerzo … ok, una vez cumplido el protocolo hagamos como Raúl con Obama, quitémonos la careta, que maravilla estar fuera! fuera de la oficina! fuera de casa!
El gobierno venezolano asegura que 11 millones de personas se desplazaron durante el pasado asueto religioso (lo de religioso probablemente explique las distintas procesiones para llegar a nuestros destinos finales, inmensas colas producto de carreteras que acaban en embudos, o retrasos de vuelos de hasta 3 días en el aeropuerto). Cuando uno piensa en tal cantidad de gente la imagina peregrinando para encontrar medicinas, la imagina migrando para evitar el acoso de la delincuencia desbordada, ahora bien, ni por error la confundimos con un operativo masivo para dar con el paradero del Picure, o en una suerte de yincana (comienzo fondo musical Indiana Jones) encontrar la tan cuestionada partida de nacimiento de Maduro (fin de fondo musical tipo Indiana Jones).
Uno que contaba las horas para volver es Fidel Castro, al DICTADOR SUPREMO le picaban los dedos para sumarse a destiempo al revuelo evento de la visita de Obama a La Habana, Fidel escribió un artículo en que desluce las intenciones del presidente estadounidense a la isla, probablemente se sienta herido porque Obama atendió la invitación de Raúl a presenciar un partido de beisbol y no respondió a la suya para medir habilidades jugando “carga la burra”. En el escrito Fidel comenta “no necesitamos que el Imperio nos regale nada” yo no estaría tan seguro de eso, la situación en Venezuela es complicada y lo que les regala nuestro gobierno podría dejar de llegar en cualquier momento. De cualquier forma, el artículo de Fidel deja ver que los Castro juegan a “hermano bueno / hermano mayor malo / MUY VIEJOS AMBOS”.
No está fácil decir adiós a los horarios controlados de suministro de agua en la isla de Margarita para volver a los horarios controlados de suministro de agua en casa, o pasar del modo “alerta vacacional” al modo “alerta rutinario” para evitar un asalto.
Según Aristóbulo Istúriz el asueto de Semana Santa significó Bs 60 mil 453 millones que se quedaron en el país, con esto insinúa que Maduro se quedó en Caracas y nos ahorramos el gasto. Que importante es hacer turismo en Venezuela, conocer de primera mano el estado en que se encuentra el país tras 17 años de mal llamada revolución, igual de importante es hacer turismo en el extranjero, para comparar, para entender cuánto daño nos hacen y nos hemos hecho, para reponer el nivel en los estándares de excelencia que aspiramos para nuestras comunidades, pero también para aferrarnos con pasión a lo nuestro, a lo que nos identifica y nos negamos a renunciar, nuestra esencia de venezolanos.
Cuesta retomar la rutina, puedo imaginar la malcriadez de Nicolás, abrazado a la escalera de una piscina, negado a regresar al papelón que no es nada sin él en las cadenas de radio y televisión, puedo imaginar a los miembros de su Gabinete igualmente negados a someterse al desgaste emocional que significa estar presente y celebrar con entusiasmo los relatos del presidente “Cilia me preparó un hervido de gallina, a mí me encantan los hervidos, nos pusimos a organizar unos álbumes de fotos, aquí los traje para que los vean …”
Siete días de vacaciones pueden resultar pocos para restituir las energías que la politiquería nos roba, que los atropellos nos niegan en esa aparente victoria de los malos sobre los buenos, yo todavía escucho el zumbido en mis oídos que deja el cese al fuego informativo (parte de mi oficio) de estos días … ahí van, poco a poco aumentan los decibeles.
Es todo por hoy, así está el mundo, así está Venezuela, o al menos así lo veo.